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Nota Principal

Familias afganas ruegan a soldados de EE.UU. que salven a sus bebés

De entre la marea de personas apostadas fuera del aeropuerto del Kabul, una niña pequeña es levantada sobre un enorme muro de seguridad y entregada a los brazos de un soldado estadounidense.

La escena ocurrida esta semana en Afganistán, grabada y compartida en redes sociales, captura el nivel de desesperación de muchos afganos que temen las consecuencias del repentino regreso de los talibanes al poder.

Miles de personas han estado intentando ingresar al aeropuerto de Kabul para subir a algunos de los vuelos de evacuación de militares y civiles, pero en medio de las caóticas escenas, muchos han muerto y talibanes armados han estado disparando al aire para controlar la situación.

Soldados estadounidenses han seguido vigilando el sector para evitar que el aeropuerto colapse de nuevo mientras extranjeros y civiles afganos siguen siendo evacuados.

Mientras tanto, los efectivos estadounidenses completan su retiro de Afganistán tras 20 años de guerra y la población queda a merced de los militantes islamistas tras su conquista de la capital.

No estaba claro si la niña en cuestión se reuniría con su familia dentro del aeropuerto o si simplemente fue entregada a otras personas en un intento por subirla en un vuelo que la sacase de Afganistán.

En otro video, también grabado en medio de una multitud de cientos de personas, una mujer escala el muro del aeropuerto.

Desde que tomaron Kabul, los talibanes han tratado de tranquilizar a los afganos y han dicho a las potencias extranjeras que no buscarán vengarse de sus enemigos y respetarán los derechos de las mujeres y las niñas en el marco de la ley islámica. No obstante, muchos afganos se muestran escépticos.

Cuando se le preguntó sobre las imágenes de la niña, el ministro de Defensa británico, Ben Wallace, dijo que Reino Unido no puede evacuar a niños no acompañados desde Afganistán, aunque tenía entendido que la niña estaba siendo trasladada en avión con su familia.

México

Ariadna Camacho “La número 1”: Justicia con rostro humano para todo México

En tiempos donde México necesita confianza y esperanza en sus instituciones, platicamos de frente con Ariadna Camacho, quien aspira a convertirse en magistrada del Tribunal de Disciplina Judicial. Una mujer de trabajo, sencilla en el trato, pero firme en su vocación de servicio. Con años de experiencia en el derecho y en organismos nacionales e internacionales, Ariadna no viene a improvisar: viene a servir.

—¿Qué representa para ti buscar ser Magistrada en esta etapa de tu vida profesional?

“Es un sueño que abraza una enorme responsabilidad. Llegar al Tribunal sería la oportunidad de poner todo lo aprendido para lograr una justicia más transparente, más limpia, más cercana a la gente. La rendición de cuentas no debe ser una frase bonita, debe ser una realidad”.

—¿Qué aprendizajes de tu trayectoria te acompañan hoy?

“Me llevo en la maleta la sensibilidad que da el servicio público y la visión internacional de las mejores prácticas. Pero sobre todo, la empatía. Nunca olvidar que detrás de cada trámite, hay una persona que confía en nosotros”.

—¿Cuál consideras el principal reto del Poder Judicial?

“Recuperar la confianza de la gente. Que sepan que aquí sí hay justicia, que no todo está perdido. Para eso, hay que actuar con transparencia, ser claros, ser humanos y trabajar con todo el corazón”.

—¿Cómo acercar más la justicia a la ciudadanía?

“Hay que hablar su idioma, es el de todos, el que tú y yo consumimos diariamente. Simplificar los procesos, ser más accesibles. Hay que escuchar, acompañar, tender la mano, no solo emitir sentencias”.

—La corrupción sigue siendo un cáncer en el sistema. ¿Qué propones para combatirla?

“Cero, cero tolerancia. Blindar el sistema desde adentro, proteger a quien denuncia, y educar nuevas generaciones que entiendan que ser servidor público es un honor, no un beneficio personal”.

—¿Qué buenas prácticas internacionales deberían replicarse en México?

“La justicia restaurativa: que no solo se castigue, sino que se repare el daño. Y abrir de par en par los mecanismos de rendición de cuentas. Más derechos humanos, más transparencia”.

—¿Qué le dirías a los jóvenes que sueñan con integrarse al sistema de justicia?

“Que estudien, que trabajen duro, pero sobre todo, que nunca olviden que la justicia es para las personas. No es para el escritorio, no es para las estadísticas. Es para cambiar vidas”.

—Por último, Ariadna, ¿cuál es tu compromiso?

“Ser una magistrada que honre la confianza de México. Trabajar con integridad, con pasión y siempre con la frente en alto. Mi compromiso es con la justicia y con la gente, siempre con la gente”.

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