El número de muertos por el supertifón Haiyan, en Filipinas, aumentó a 3.621, luego de que los equipos de rescate descubrieron más cadáveres bajo los escombros, informó la Agencia Nacional de Desastres.
Tras una semana del impacto del Haiyan, las autoridades dicen que las personas viven de la tierra.
«Una de las impresiones es que hay ausencia total de comida y agua», dijo Janette Garin, de la Secretaría de Salud, según reportó la Agencia de Noticias Filipina. «Algunas víctimas sobreviven con agua de coco».
El número de heridos se ubica en 12.165, de acuerdo con la agencia estatal de noticias PNA, luego de que el tifón barrió con varias islas del archipiélago con vientos de más de 300 kilómetros por hora. Al menos 1.140 personas están desaparecidas.
Una semana después del paso del tifón, las enfermedades y el hambre se han asentado junto al pegajoso calor húmedo y el hedor a carne putrefacta en el apocalipsis que el ciclón dejó tras de sí.
Los traumatizados sobrevivientes en empobrecidos refugios aún siguen viendo los cuerpos de sus esposos, esposas e hijos que murieron y que han comenzado a descomponerse con el sol.
Juvelyn Taniega intenta mantenerse ocupada. Pudo recuperar algunos platos y lavarlos, al agacharse en el suelo cerca del lugar donde alguna vez estuvo su casa, y el lugar donde vio por última vez a su esposo y a sus seis hijos con vida.
Ella encontró los cuerpos de tres de sus hijos. «Mis hijos se están descomponiendo», dijo, mientras que sus otros tres hijos están desaparecidos.
Hay muchos como ella, viendo incrédulos las zonas donde solo quedaron rastros de casas y piedras donde alguna vez hubo construcciones, que se preguntan si sus seres queridos están bajo los escombros.
Pero los cuerpos de los fallecidos, que alguna vez llenaban las calles, ahora no se ven tanto debido a que ha avanzado el trabajo de los equipos que los colocan en camionetas para depositarlos en fosas comunes.
Oficialmente, 801 cuerpos se han recuperado en Tacloban hasta este viernes por la mañana. Se cree que miles murieron en dicha ciudad, debido a que vecindarios enteros fueron arrasados por el mar.
Niños que deambulan
En Tacloban, los niños siguen siendo niños a pesar de la miseria que les rodea tras una de las tormentas más fuertes de la historia.
Ellos deambulan por las calles, satisfaciendo su curiosidad. Sus familiares no se ven por ningún lado, como si ellos estuvieran aun vivos.
Los niños son los más vulnerables, afirma Kent Page, vocero de la UNICEF. Es difícil mantenerlos seguros y darles lo que necesitan con desesperación.
“Salud, nutrición, darles agua limpia, buena sanidad, protección, y también debemos de considerar la educación”, afirma Kent.
“Las escuelas han sido arrasadas y llevar a los niños a lugares amigables, donde puedan sentirse protegidos, donde puedan tener oportunidad de jugar, donde puedan tener una sensación de normalidad de regreso a sus vidas luego de esa devastadora experiencia, es muy importante”.
Muchas familias han estado sacando a sus niños del lugar. Sus madres se los han llevado mientras que sus padres se han quedado para la reconstrucción, según el alcalde de Tacloban, Alfred Romualdez, quien recomendó a otras familias seguir su ejemplo.
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