Después de revelar que en cuatro días ocurrieron casi 40 homicidios en Acapulco, el nuevo fiscal de Guerrero, Javier Olea Peláez, denunció que encontró una Fiscalía “devastada y en ruinas”, a la que “le cayó una bomba atómica”.
“El problema es muy grave. Encontré una Fiscalía devastada, sin policías judiciales, con un rezago tremendo, inmenso.
Hay una Fiscalía que está en ruinas. Le cayó una bomba y no molotov; una bomba atómica cayó sobre la Fiscalía”, ironizó, al señalar que no hay orden en el trabajo de esa dependencia, la cual no cuenta siquiera con un área de inteligencia.
La oficina del fiscal era la única que no estaba desbaratada, que tenía muebles. Todo lo demás no existe, no hay orden, no hay una línea de investigaciones, los ministerios públicos no tienen una teoría del delito. No hay un orden para saber cómo se tiene que actuar en las averiguaciones previas”, se quejó, en entrevista con Adela Micha en Grupo Imagen Multimedia.
Luego de cuatro días en su nuevo encargo, Olea Peláez subrayó que la dependencia “necesita toda una reestructuración y ponerse a trabajar”.
“Tenemos que crear un área donde tengamos una reacción temprana; es decir, que sepamos lo que está aconteciendo en Guerrero antes de que sucedan las cosas, un poco prevenir el crimen.
“No tenemos un área de inteligencia en la propia Fiscalía. No existe; la estoy creando.
Voy a hacer un área de (combate al) narcomenudeo también, pero hoy yo estoy en pañales, porque tengo que crear y que empiecen a trabajar las áreas. No existían”, recalcó el abogado penalista.
Reconoció que sólo en Acapulco ocurrieron casi 40 asesinatos en solamente cuatro días.
Me avisan que hay tres muertos en Acapulco y nada más avisan; nadie sabe qué están haciendo, ni el propio fiscal (del puerto). Avisan por el chat que hay muertos, pero no hay una solución ni una atención directa e inmediata”, dijo.
Aunque desconoce el número exacto de elementos, aseguró que en la Fiscalía no tiene los suficientes policías ministeriales para realizar las investigaciones.
Consideró que “la estrategia Guerrero es muy importante, pero también tiene que participar la sociedad civil y el clero, y los empresarios, las universidades, que no están participando o lo están haciendo muy aisladamente”.
Excelsior