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Ciencia y Tecnología

Fuchsia, el nuevo sistema operativo de Google para controlar todo

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El nombre de Fuchsia ha sonado en el ecosistema tecnológico desde hace un par de años, cuando aparecieron los primeros registros de que Google trabajaba en nuevo sistema operativo que sería el sucesor de Android. Pocos detalles han aparecido desde ese entonces, pero ahora nueva información sale a la luz y revela el que podría ser el plan más ambicioso de Google, hasta ahora.

Primero, vamos con un pequeño recuento de lo que es Fuchsia. Este sistema operativo tiene la particularidad de que no está basado en Linux, como Android y Chrome OS, sino que usa el kernel Magenta. Esto significa que puede correr en virtualmente cualquier dispositivo, desde accesorios inteligentes como altavoces y otros, hasta smartphones y portátiles.

Un sistema operativo para gobernarlos a todos
Esto significa que el nuevo sistema operativo estaría presente en dispositivos potentes como laptops y smartphones, pero también en otros más sencillos, entonces Google lograría el control de prácticamente todo tipo de electrónicos con un solo sistema operativo. Los servicios y plataformas de la Gran G ya están presentes en gran cantidad de dispositivos, pero con esta teórica implementación de Fuchsia, su presencia sería absoluta.

Con este contexto, ahora pasamos a los nuevos detalles. El siempre acertado Mark Gurman reporta en Bloomberg que Fuchsia es realmente un sistema operativo capaz de ejecutarse en todo tipo de dispositivos, desde los propios de Google como sus smartphones Pixel y altavoces inteligentes Home, hasta otros de terceros, como actualmente sucede con equipos de cómputos y tablets con Chrome OS y Android, respectivamente. Vamos, aparentemente confirma lo que ya se conocía a medias.

Fuchsia Os Armadillo Ui
Aspecto de Fuchsia con su interfaz de usuario Armadillo, filtración de 2017
Lo que sí es nuevo es el detalle de que Fuchsia sería un sistema operativo cuyo principal método de interacción serían los comandos de voz. Respecto a su interfaz, de la cual se han visto algunos detalles previamente, sería capaz de adaptarse a diversos tamaños de pantalla, dependiendo del dispositivo en donde sea implementado.

Las fuentes de Gurman mencionan que la implementación de Fuchsia en dispositivos como altavoces inteligentes espera lograrse en los próximos tres años. A partir de este punto los ingenieros darían el gran salto, integrando el sistema operativo en dispositivos más avanzados como portátiles y smartphones. Al final, la meta es sustituir Android, el sistema operativo más utilizado en el mundo, por Fuchsia en los próximos cinco años.

Google ha declarado a algunos medios que no tiene planeado de lanzar Fuchsia en cinco años, y que este proyecto forma parte de sus muchos experimentos de código abierto, los cuales no tiene una hoja de ruta definida.
Además de una mucho mejor integración, con Fuchsia Google buscaría acabar de una vez por todas con la fragmentación que ahora sufre Android, actualizando todos los dispositivos con este nuevo OS a la vez, como Apple hace.

Todo esta ambiciosa estrategia deriva de competir más directamente con Apple, compañía que es bien conocida por la gran y cómoda integración entre iOS, macOS y otros de sus sistemas operativos para sus diferentes dispositivos. Google no ha logrado que sus sistemas operativos y plataformas se acoplen tan armoniosamente como la compañía de Cupertino lo ha hecho, y su solución es crear un solo sistema operativo para todo.

Fuente: Xataca

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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