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«Funcionó la Jornada de Sana Distancia”, López Obrador

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró este martes que la estrategia implementada para enfrentar la pandemia del coronavirus Covid-19 en el país funcionó.

“Funcionó la sana distancia, las decisiones que se tomaron a partir de las recomendaciones de los técnicos, de los médicos de los científicos, eso nos ayudó mucho”, agregó López Obrador, quien extendió su reconocimiento al personal sanitario por seguir ‘al frente de la batalla, arriesgando sus vidas’, y a quienes se les hará una condecoración.

López Obrador agradeció nuevamente a los ciudadanos por atender las recomendaciones y dijo, que si no hubiera sido así la pandemia “nos hubiese rebasado”.

“Estamos haciendo nuestro trabajo y no nos vamos a cansar de reconocer el apoyo del pueblo para seguir las recomendaciones. Ha sido fundamental, si no, no estaríamos en la situación en la que nos encontramos, nos hubiese rebasado la pandemia, eso no sucedió afortunadamente tenemos las camas de hospitalización suficientes, de terapia intensiva, los médicos , los equipos que no se tenían , los ventiladores y se puede enfrentar la epidemia en una situación mejor, mucho mejor y salvar más vidas”, explicó.

El mandatario mexicano ofreció su conferencia matutina desde Palacio Nacional, en compañía del secretario de Salud, Jorge Alcocer; el subsecretario Hugo López-Gatell, el canciller Marcelo Ebrard, entre otros funcionarios.

El titular de la Secretaría de Salud, Jorge Alcocer Varela, indicó que a cinco días de que termine la Jornada Nacional de Sana Distancia, ésta ha funcionado gracias a la población.

Fuente: Infobae

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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