El jefe negociador de las FARC en los diálogos de paz, Luciano Marín Arango, alias «Iván Márquez», afirmó que se ganó «la más hermosa de las batallas» con el acuerdo final de paz suscrito en La Habana.
Esta es la de la paz de Colombia», resaltó Márquez, número dos de las FARC, sobre el histórico acuerdo cerrado este miércoles en la capital cubana con el gobierno de Juan Manuel Santos.
El representante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) señaló que este acuerdo de paz es «el más anhelado de Colombia» y que «tendrá que ser convertido en norma pétrea que garantice el futuro de dignidad para todos».
Márquez también exhortó a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo rebelde del país y que no se ha sumado oficialmente a este pacto ni participado en las conversaciones de La Habana, a que «pueda encontrar un camino de aproximación para que la paz sea con creces».
En su intervención, Márquez proclamó que «termina la guerra con las armas y comienza el debate de las ideas» y recalcó que con este paso se «sentaron las bases para la paz y la convivencia».
Cumplimos la tarea», recalcó y dijo que en los próximos días someterán el acuerdo final al «veredicto» de la Conferencia Nacional Guerrillera en Colombia.
Márquez refirió que la construcción del acuerdo final y definitivo para la paz ha sido «dura y llena de dificultades, con luces y tal vez con sombras, pero trabajada con el corazón, lleno de amor por la patria y los pobres de Colombia».
El acuerdo de paz es un punto de partida para que un pueblo multiétnico y multicultural unido bajo la bandera de la inclusión sea orfebre y escultor del cambio y la transformación social que claman las mayorías», añadió.
También repasó los seis puntos del acuerdo alcanzado por las partes tras casi cuatro años de negociaciones en Cuba: tierras y desarrollo rural, participación política, drogas ilícitas, lucha contra el narcotráfico, justicia transicional, víctimas, y el del «fin del conflicto», que incluye el cese el fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, la dejación de armas y desmovilización de las FARC.
En alusión a las víctimas del conflicto, el jefe negociador de la insurgencia sostuvo que «lamentablemente en toda guerra, pero especialmente en las de larga duración, se cometen errores y se afecta involuntariamente a la población».
Asimismo confió, con el acuerdo, en «alejar definitivamente el riesgo de que las armas se vuelvan contra los ciudadanos».
Para la etapa que se abrirá tras el plebiscito avalado por la Corte Constitucional de Colombia que se celebrará el próximo 2 de octubre, Márquez animó a pensar «en un nuevo marco de convivencia política y social que garantice la tranquilidad de las generaciones futuras».
Tendremos paz si se respetan los acuerdos. El pueblo debe constituir el garante principal de su cumplimiento», recalcó.
Además, pidió a pueblos y gobiernos su «solidaridad» y «respaldo en todo sentido» para que «el más dilatado conflicto del continente se convierta en un referente y asunto del pasado que no debe repetir un pueblo».
Fuente: Excelsior