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Revista

Gerardo Ortíz autocensura vídeo de corrido sobre ‘El Mencho’

El cantante Gerardo Ortiz no lanzará el video de su canción «El M» la cual está dirigida en honor Nemesio Oseguera, el líder del cártel Jalisco Nueva Generación por supuesta censura.

En entrevista con el diario Basta, el protagonista de la historia y quién daba vida «El M», Irineo Álvarez confirmó la censura del video, lo cual le provoca mucha frustración, ya que gracias al clip pretendía llegar a otro tipo de público que sigue al interprete de banda.

«Yo tenía mucha ilusión de llegar a un público más joven que sigue a Gerardo, que se sabe sus canciones, con que vieran y disfrutaran el corrido de El M, nada más me dijeron que estaba censurado. Me dijeron que incluso Gerardo estaba triste e impotente por la noticia» dijo Álvarez al medio citado.

Sin embargo y pese a protagonizar un material sobre la vida de un narcotraficante, Irine se dijo preocupado por la situación actual que se vive en el país, ya que posiblemente muchas producciones de este tipo no se podrán exhibir en México.

«Lo que me preocupa son los tiempos que vendrán, que quieren implantar reglas, leyes, para podernos atar y no poder hacer muchas cosas, creo que eso es lo preocupante», exclamó el también actor de telenovelas.

Fuente: Radio Fórmula

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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