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El “high five selfie”, el nuevo reto viral

Cada vez aparecen, en Internet, más retos absurdos que, al final, acaban convirtiéndose en virales. El último en ser el más imitado por los internautas es el llamado “high five selfie” (que se podría traducir como el selfie “choca esos cinco”), el cual consiste en hacerte un selfie sin tener el teléfono en las manos; es decir, lanzándolo al aire. Pero, ¿cómo ha surgido todo esto y quiénes podrían ser las grandes beneficiadas por este tipo de selfies virales?.
Todo comenzó cuando Seth Schneider publicó un tuit en el que se podía ver una borrosa fotografía de él mismo chocándose los 5 y con el teléfono suspendido en el aire. Él expresó incluso que era uno de los días de su vida en el que se sentía más orgulloso de sí mismo.
Él se lo tomó como un reto personal, pero lo que no sabía es que poco después, su selfie se convertiría en viral, llegando a conseguir casi 175 mil retuits y más de 440 mil “me gusta” en Twitter. Y es que son ya muchos los que se han decidido a imitarlo y han colgado instantáneas para que sus seguidores vean que han superado el reto.
Algo en lo que quizá no han reparado los usuarios es que el principal afectado por este reto del “high five selfie” es el propio smartphone, ya que es muy probable que el riesgo de caída aumente al hacer este tipo de fotografías y la pantalla (y otros componentes del teléfono) acaben totalmente averiados. Así que las principales firmas de telefonía se estarán ya frotando las manos para que sean millones los jóvenes que se decidan a intentar realizar este tipo de instantáneas en sus redes sociales.
Lo que está claro es que los selfies están marcando tendencia y han protagonizado ya varios retos absurdos en redes sociales en los que se demuestra el aburrimiento del sexo humano. Como, por ejemplo, el tomarse selfies después de tener relaciones sexuales o la moda que se extendió hace algún tiempo de hacerse selfies en funerales.

Meca 2.0

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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