Jóvenes y adultos mayores de 15 años acudieron este fin de semana a la Tercera Jornada Nacional de Incorporación y Acreditación 2013 que en el estado de Chihuahua se llevó a cabo en más de 160 puntos de encuentro del Instituto Chihuahuense de Educación para los Adultos (ICHEA) distribuidos en la mayoría de los municipios de la entidad.
A continuación algunas historias de vida de los asistentes:
TRES HERMANAS RARÁMURI PRESENTAN EXAMEN DE DIAGNÓSTICO EN PLAZA COMUNITARIA “EL ALIVIANE”
Lucita , Cecilia y Guadalupe Zafiro Batista, de 27, 23 y 29 años respectivamente, son originarias de San Ignacio, en el municipio de Bocoyna. Las 3 hermanas son madres solteras, trabajadoras domésticas desde la temprana adolescencia y este sábado se inscribieron en el Instituto Chihuahuense de Educación para los Adultos (ICHEA) donde Lucita y Cecilia presentaron su examen de primaria, mientras que Guadalupe hacía lo propio con el de secundaria.
Fue la patrona de Cecilia, la menor, quien animó a ésta para que siguiera estudiando, y ante la iniciativa de su hermanita (como le llamaron ellas) también las otras dos decidieron retomar sus estudios.
Lucita fue la primera en abandonar sus estudios y dejó su familia para venir a Chihuahua a trabajar cuando tenía 11 años, por lo que sólo estudió hasta quinto año, mismo grado al que llegó Cecilia.
Por su parte Guadalupe, sí terminó la primaria y estudió hasta segundo de secundaria en Sisoguichi, pero luego dejó también la escuela para seguir a Lucita y ganarse la vida en la capital del estado.
Su padre era agricultor y luego de dejar la Sierra se dedicó a trabajar en diversos ranchos, pero falleció. Ahora las tres hermanas viven junto con su madre en El Palomar, donde se apoyan mutuamente en el cuidado de los hijos para ir a trabajar.
Lucita tiene 4 hijos, a tres de ellos los deja en un internado para ir a trabajar y su mamá le cuida a su hija de 4 años. Cecilia tiene una niña y Guadalupe 3 retoños de 10, 7 y 3 años.
Son sus hijos y las ganas de conseguir un mejor trabajo lo que las motivó a regresar a la escuela juntas, por lo que acudieron a la Plaza Comunitaria “El Aliviane”, ubicada en las calles Décima y Progreso, en la zona centro de Chihuahua.
Cecilia manifiesta que el examen de primaria está fácil, mientras que Guadalupe refiere que los años de no practicar lo aprendido de niña le dificulta resolver el examen de secundaria.
MATRIMONIO MONTOYA MARQUEZ
En las instalaciones de CONALEP en Hidalgo del Parral se presentó a hacer su examen diagnóstico de secundaria el matrimonio Montoya Márquez impulsados por su hija Elda Iveth.
Constanza Márquez Cano, de 52 años de edad, y Ángel Montoya García de 51, se presentaron a temprana hora del sábado 19 de octubre a hacer su examen de secundaria. Ellos comentan que quieren ser un ejemplo a seguir ante sus hijos y hoy que se presenta la oportunidad decidieron no desaprovecharla, pues sus hijos les insisten mucho en que deben superarse día a día para certificar sus estudios básicos “¿y por qué no? si los pasamos, seguirle con la preparatoria” comentan.
NO PUEDE ESCRIBIR A MANO, PERO QUIERE UN TÍTULO UNIVERSITARIO.
Héctor Iván Zepeda Longoria, de 16 años, nació con un problema motriz que, entre otras cosas, le dificulta el habla y no le permite escribir a mano. De niño dejó la escuela cuando cursaba el cuarto grado, debido a problemas familiares que culminaron con el divorcio de sus padres. Ahora vive con su hermano de 17 en la que fuera la casa familiar.
Su madre es directora de un colegio de bachilleres en el centro del país y su papá es veterinario. Su hermano, joven preparatoriano, es quien lo apoya para que acuda a la plaza comunitaria de la coordinación de zona 18 del ICHEA en ciudad Juárez, donde cursa la educación básica por medio de la computadora.
De carácter alegre, afirma que es el consentido de sus asesores y que estos nunca le dejan tarea. Afirma que decidió retomar sus estudios porque toda su familia tiene un título universitario, así que él quiere también obtener el propio y ya decidió que estudiará mercadotecnia.
Agrega Héctor que no puede escribir a mano, pero sí en la computadora por medio de un teclado especial que lleva consigo a sus asesorías. A la hora de presentar el examen, un aplicador voluntario del ICHEA lo apoya de manera exclusiva y marca en el examen las respuestas que le indica el joven. Todo este trabajo lo realiza a través del Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT) en su modalidad virtual y los exámenes los presenta en línea.
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