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Hugo Chávez: un año de cáncer y debilitamiento político

CARACAS.- Hace un año que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, divide su mandato entre su país y Cuba, debido al tratamiento que recibe en la isla para enfrentar el cáncer que lo aqueja desde hace un año. Sus largas ausencias empiezan a despertar comentarios sobre un posible debilitamiento político y de su imagen, publica el miércoles el diario Reforma.

“El Presidente va a cumplir un año enfermo y su ausencia en el país es cada vez más notoria. En los últimos dos meses su presencia es muy escasa y su relación con la sociedad prácticamente se hace por Twitter o por teléfono”, dijo la historiadora Margarita López Maya.

Aunque no ha dejado de gobernar desde la capital cubana, rechazando delegar sus funciones en el vicepresidente, el mandatario ha reducido sus apariciones públicas a través de los medios estatales y ha desplegado a sus Ministros para aumentar la presencia del Gobierno en todo el país.

Este despliegue trata de mantener la expectativa de que Chávez va a llegar al 7 de octubre, cuando se celebrarán las elecciones presidenciales en las que el Gobernante, desde 1999 en el poder, buscará un tercer mandato, publica el diario.

Chávez se apartó por primera vez de la escena pública el 9 de mayo de 2011, al suspender una gira por Brasil, Ecuador y Cuba a raíz de una lesión en la rodilla izquierda.

A pesar de su ausencia, sigue liderando todas las encuestas frente a su rival en las urnas, el Gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles Radonski.

La alta popularidad de Chávez está intacta porque puede que haya un vacío físico, pero el poder simbólico, de discurso y de acción del Mandatario sigue vigente, indicó el director de la firma Datanálisis, Luis Vicente León, sin dar a conocer cifras.

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Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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