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Iba a perder su empleo, pero comensal le deja propina mayor a 60,000 pesos

Una sorpresa navideña se llevó el propietario de un restaurante en Cleveland, Brendon Ring, quien mientras cerraba voluntariamente ante el aumento de casos Covid-19 en Ohio, recibió una propina de 3 mil dólares.

El propietario relató que mientras almorzaba en su restaurante, un cliente semiregular se acercó y le dejó su factura en la mesa, que incluía la propia de 3 mil dólares, según lo publicado por CNN.

“El Covid está tan fuera de control en Ohio que decidí cerrar voluntariamente hasta enero”, relató Brendon Ring.

El domingo estuvieron muy ocupados con los clientes habituales, quienes sabían que era el último día; de pronto entró el cliente, caminó hasta el bar y pidió una cerveza, tomó un par de sorbos y le pidió la cuenta al gerente.

El hombre, quien le dijo al propietario que desea mantener el anonimato, la llevó a la mesa de Ring y le dijo que lo compartiera con los camareros.

Al revisar la cuenta pensó que se trataban de 300 dólares, según el texto de CNN, pero se puso los lentes y se dio cuenta que se trataban de 3 mil dólares en una cuenta de sólo 7 dólares.

Alcanzó al cliente para asegurarse de que no se había cometido un error, pero le respondió: “No, eso es lo que pretendía. Compártelo con el personal. Buena suerte chicos. Feliz Navidad y nos vemos cuando regresen”.

Comparte la sorpresa

El propietario del restaurante es conocido por ser bromista con el personal, por lo que cuando compartió la noticia con una de las camareras, pensó que era una broma más.

“Ella dijo: ‘Sí, claro’… a otra mesera también le mostré la cuenta y ella comenzó a llorar, sabía que era legítimo”, relató.

Ese domingo estaban trabajando cuatro meseros, así que cada uno recibió 750 dólares de propina. El propietario, que es de Irlanda, dijo que no puede creer no sólo la generosidad de su cliente, sino la atención que ha recibido la historia.

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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