Los principales partidos independentistas de Cataluña proponen celebrar un nuevo referéndum sobre una futura constitución, según un acuerdo conocido este jueves en el que se comprometen a desarrollar la república independiente declarada en octubre sin efecto alguno.
En él también proponen la composición de una estructura de gobierno paralela desde Bélgica, presidida por el ex presidente Carles Puigdemont, instalado en ese país desde la fallida proclamación de secesión del 27 de octubre.
«La construcción de la república y alcanzar amplias mayorías para hacerlo posible es un compromiso colectivo», afirma este acuerdo, fruto de semanas de tensas negociaciones entre los partidos separatistas.
En las elecciones de diciembre, los independentistas consiguieron la mayoría absoluta en escaños y tienen en su mano gobernar de nuevo esta región española controlada por Madrid desde la fallida secesión y la destitución del gobierno regional de Puigdemont.
Las dos principales formaciones, Juntos por Cataluña de Puigdemont e Izquierda Republicana de Cataluña, alcanzaron el miércoles por la noche este acuerdo que debe ser ratificado por el pequeño partido anticapitalista Candidatura de Unidad Popular.
En él, proponen la puesta en marcha de un proceso de participación para definir cómo debe ser su país independiente que «culminará con la redacción y aprobación de un texto con la propuesta de una futura constitución de la República Catalana», según el texto.
Esta aprobación se llevará a cabo a través de un referéndum con preguntas sobre cada uno de los apartados que difícilmente encontrará acomodo en la legislación española, como ya ocurrió con la consulta de autodeterminación ilegal del 1 de octubre, marcada por la violencia policial.
En el texto, escrito con tintes épicos, aseguran que ese día el gobierno español cruzó «todas las líneas rojas en la ofensa de la dignidad humana» y afirman que «la causa de Cataluña se alza hoy como la causa justa de todos los pueblos que quieren ser libres».
Además, los separatistas se comprometen a crear en Bélgica el llamado «Espacio libre en el exilio», que será de carácter privado y contará con una asamblea, un consejo ejecutivo y la presidencia de Puigdemont.