El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una variación de 4.85 por ciento a tasa anual en la primera quincena de julio, informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La cifra de la primera quincena de este mes representa una aceleración en los precios al consumidor respecto a la segunda quincena de junio, cuando la inflación tuvo una variación de 4.76 por ciento a tasa anual.
El dato también fue mayor a lo esperado por el sondeo de analistas consultados por Bloomberg, que anticipaba una variación de los precios de 4.78 por ciento.
Desde enero de 2017, la inflación ha rebasado el objetivo del Banco de México (3 por ciento +/- 1 punto porcentual).
Los productos que mostraron el mayor incremento de precios durante el inicio del segundo semestre del año fueron el tomate verde (42.13 por ciento), la cebolla (6.73 por ciento), el jitomate (5.7 por ciento), la papa (4.35 por ciento), servicios turísticos en paquete (3.42 por ciento), carne de cerdo (1.37 por ciento) y la gasolina magna (0.9 por ciento).
El incremento de diversas frutas y verduras fue compensado parcialmente con la disminución de precios en otros productos como el melón (5.93 por ciento), guayaba (5.49 por ciento), uva (3.02 por ciento), papaya (2.54 por ciento), pollo (2.25 por ciento), huevo (1.96 por ciento), ropa interior femenina (1.8 por ciento) y la pasta dental (0.91 por ciento).
En el agregado, el componente subyacente del índice -el cual contempla sólo el desempeño de los bienes y servicios de consumo, eliminando la volatilidad de los precios de agropecuarios y las tarifas predeterminadas como las de energéticos y transporte-, llegó a 3.64 por ciento a tasa anual.
Al interior se observó que las mercancías registraron una inflación de 4.02 por ciento, cifra inferior al 6.41 por ciento que se registró durante el mismo periodo de 2017.
Por el lado de los servicios, se mantuvieron dentro del rango inflacionario fijado por Banco de México, al reportar un incremento de precios de 3.31 por ciento, aunque se mantuvieron presionados por el incremento de 4.81 por ciento en las colegiaturas, dato que contrasta con el 4.31 por ciento registrado en 2017.
El componente no subyacente -que comprende los precios de bienes y servicios que son influenciados por factores externos como el clima o los mercados internacionales-, tuvo una variación a tasa anual de 8.52 por ciento.
Los productos agropecuarios reflejaron una inflación de 2.23 por ciento, en la que las frutas y verduras continuaron mostrando bajos incrementos de precios con 0.67 por ciento, dato que contrasta frente a la expansión de 17.96 por ciento reportada en el mismo periodo del año pasado.
En contraparte, los energéticos aceleraron el paso y alcanzaron un incremento de 12.59 por ciento, impulsado por el aumento de 17.16 por ciento que arrojaron los energéticos.
En su variación quincenal, el índice aumentó 0.32 por ciento, mientras que el componente subyacente registró un incremento de 0.19 por ciento y el no subyacente subió 0.71 por ciento.
Alberto Ramos, analista económico de Goldman Sachs para Latinoamérica considera que el Banco de México debe permanecer alerta en relación a las perspectivas de inflación.
“Los principales riesgos alcistas para la inflación en el corto plazo están relacionados con el atraso rezagado de la depreciación del peso, los efectos que provocan los aumentos en los costos de diversos energéticos (gasolina, gas LP) y el posible cambio de tendencia que se venía observando en la inflación de los alimentos perecederos”, puntualizó .
Fuente: El Financiero