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Salud y Bienestar

Ingerir Ibuprofeno podría ocasionarte un ataque cardiaco

La Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos –FDA por la sigla en inglés- indicó el riesgo de infarto y ACV derivado de calmantes de extendido uso -como el ibuprofeno- es mayor de lo que se pensaba. ¿Qué significa eso para quienes los toman?

La advertencia refleja las crecientes pruebas de que existe un riesgo incluso en el consumo de pequeñas cantidades de esos medicamentos –los llamados antiinflamatorios no esteroides- y que todo el que los tome debe hacerlo durante períodos breves.

“Uno de los mensajes que subyacen en la advertencia tiene que ser que no son calmantes del todo seguros”, dijo Bruce Lambert, director del Centro de Comunicación y Salud de la Universidad del Noroeste, que se especializa en comunicaciones relacionadas con la seguridad de los medicamentos.

Pero también el contexto es importante. El riesgo relativo de infarto y ACV producto de medicamentos sigue siendo mucho menor que el riesgo derivado del tabaquismo, la presión arterial alta no controlada o la obesidad. Al mismo tiempo, el uso de ibuprofeno (Motrin IB), naproxeno (Aleve) y celecoxib (Celebrex) por parte de alguien que tenga esos hábitos o esos problemas podría aumentar el riesgo. “El riesgo adicional es relativamente escaso, pero podría ser la gota que colma el vaso para alguien que ya corre riesgos”, dijo Lambert. Las pruebas de que esos medicamentos elevan el riesgo de infarto, Accidente Cerebro Vascular (ACV) e insuficiencia cardíaca “son ahora concluyentes”, dijo.

El organismo señaló que pediría a los laboratorios farmacéuticos que cambiaran los rótulos para que reflejen las nuevas pruebas de que los medicamentos aumentan el riesgo de infarto y ACV poco después de empezar a tomarlos, y que si bien el riesgo es mayor para las personas que padecen enfermedades cardíacas, surgió hasta en personas que nunca habían tenido problemas cardíacos.

Qué dicen los estudios

El doctor Peter Wilson, profesor de medicina y salud pública de la Universidad Emory en Atlanta, integró un panel de especialistas a los que la FDA convocó el año pasado para analizar las nuevas pruebas sobre los medicamentos. Ofreció una regla para el cálculo de la magnitud del riesgo basado en estudios que él y otros expertos analizaron el año pasado.

Los medicamentos de venta libre, que tienen las dosis más bajas, probablemente incrementen el riesgo alrededor de un 10%, dijo. Los medicamentos de venta bajo receta de dosis bajas elevan el riesgo aproximadamente un 20%, mientras que los medicamentos recetados de mayor nivel de dosis lo aumentaban alrededor de 50%, dijo Wilson. Hizo hincapié en que hay una importante variación en cada estimación. Por ejemplo, el riesgo de los medicamentos de venta bajo receta podría ser de cero o de 20%.

“Es alarmante que la gente piense que son medicamentos benignos cuando lo más probable es que no lo sean”, agregó. “La idea es que son buenos durante un período breve, seguramente para personas más jóvenes sin antecedentes de problemas cardiovasculares”. Los mayores de sesenta y cinco años con antecedentes de enfermedades cardíacas deben tener especial cuidado, añadió Wilson.

El doctor Sanjay Kaul, un cardiólogo del Cedars-Sinai Medical Center en Los Angeles, que integró el mismo panel de expertos al que se sumó Wilson el año pasado, dijo que las pruebas eran demasiado débiles para afirmar que un medicamento era mejor que otro. Agregó que una respuesta más concluyente podría proceder de una prueba más amplia llamada Precision, que compara el porcentaje de problemas cardíacos entre pacientes con elevado riesgo cardiovascular en los casos del ibuprofeno (Motrin IB), naproxeno (Aleve) y celecoxib (Celebrex).

 “Lo que hace la FDA es cubrirse. Aún tiene dudas”, dijo Kaul. “Es una cuestión compleja, y las pruebas aleatorias son la única forma confiable de resolverla”. La medida del organismo es importante, añadió, porque se trata de medicamentos de uso muy difundido, a menudo por “dolores y molestias menores” que no justifican su uso.  “El objeto de la advertencia es que hay tener mucho cuidado”, declaró. “Tiene que haber buenos motivos para tomarlos. No hay que usar esos medicamentos a la ligera”.

¿Qué recomienda Kaul a los pacientes?

“No voy a impedir que tomen esos medicamentos”, dijo, “pero hay que tener buenas razones para tomarlos”. Lambert señaló que la advertencia podría alentar a la gente a manejar el dolor sin medicación o a intentar tratar la causa del dolor. Uno de los tratamientos más efectivos para el dolor de la artritis, agregó, es bajar de peso (ya que menor peso significa menor presión en las articulaciones).

“Es una decisión para reducir el riesgo”, dijo. “Cuando alguien tiene cáncer, le administramos medicamentos en extremo tóxicos, pero el beneficio adicional que obtiene hace que valga la pena. En el caso de quienes están habituados a tomar ese tipo de medicamentos para dolores de cabeza o molestias leves, harían bien en reconsiderarlo”.

Por Sabrina Tavernise / The New York Times. 

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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