Los reflectores no están apuntados al lugar correcto en el tema de austeridad. Desde hace dos años, por todos es sabido que Enrique Serrano llegó con instrucciones de comenzar a reducir gastos suntuarios en el legislativo, que ahora con el anuncio del ejecutivo es una realidad palpable, no una mecánica vivida solo por los adentrados en el edificio del Congreso.
Ahora que César Duarte habla de austeridad en el ejecutivo la cosa se da por sentada y al menos mediáticamente queda claro que dos de los tres poderes van en el mismo sentido de adelgazar sus aparatos burocráticos.
Lo que no se ha visto a profundidad es lo que se puede hacer en el tema de austeridad dentro del intocado Poder Judicial, y es que aunque el Presidente del Supremo Tribunal de Justicia en el Estado, el Magistrado Javier Ramírez Benítez, dijera recientemente que hay que ver donde meter tijera porque el Artículo 116 Constitucional señala que no se puede rebajar los sueldos de los jueces mientras estén en funciones, la verdad es que de las más o menos mil 800 plazas que representa el Poder Judicial del Estado de Chihuahua, sólo a 16 magistrados y a un aproximado de 54 jueces se les debe por ley dejar intacto el sueldo.
Muy bien, no toquemos entonces esas 70 plazas. El verdadero hoyo negro esta en los puestos de segundo, tercer y hasta cuarto nivel, es decir, en una buena parte de las restantes mil 730 plazas aproximadas, donde encontramos números que pueden dejar claro porqué si la austeridad entra de verdad al sistema judicial, en dos años, sólo con los recortes a éste poder, se tendría lo que se propone por parte del ejecutivo.
Veamos, dentro del poder judicial existen Secretarios de Sala que ganan más que cualquier Diputado, así como Secretarios Proyectistas que ganan más que cualquier Director; en casos como el Oficial Mayor o el Secretario del Supremo, ambos puestos ganan más que cualquier Secretario del gabinete.
El Judicial es un Poder en donde un Oficial Mayor, cualquier Secretario de Sala, Subsecretario, Secretario de Juzgado de la capital o de Juárez, ganan en promedio 100 mil pesos mensuales, hace inteligente preguntarse si merecen ganar más que los Secretarios de Duarte Jáquez.
Habrá que cuidar, sin duda, la esencia de que el Judicial sea el mejor pagado de los tres poderes -de manera vitalicia en muchas de sus plazas además-, y esto es evitar que sea fácil la corrupción de sus miembros que juran y protestan servir de manera cabal a México.
Por eso es que es importante que la luz que se apunte al sistema judicial en materia de recortes y austeridad sea potente, para que permita ver con claridad, cuánto y a quienes se les baja pero cumpliendo ambos objetivos: no vulnerar la incorruptibilidad que se debe, pero tampoco mantener el exceso en el que actualmente opera.
Por cierto, y para cambiar de tema antes de que se olvide, el padrón de afiliados -que no adherentes-, del Partido Acción Nacional es, dicen los enterados casi casi el mismito que tiene el Partido de la Revolución Democrática finalizado en noviembre de 2012. Mencionan los de la casa amarilla que los azules les andarán ganando por unos 2 mil afiliados, nada más.
En afiliados, quede claro, porque en eso de ‘adherentes’ los del PRD dicen que no saben ‘con qué se come’.
Por otro lado, muchos no comprenden porque el alcalde Marco Quezada quiso salir y tratar de dialogar con los ambulantes en la calle cuarta, que se manifestaban por el cierre inminente de sus negocios. ¿Cuál era la necesidad de enfrentarse con la iracunda turba? Y así le fue a Marco, quien tuvo que soportar el desaire de los quejosos y algunas dos o tres ofensas.
Desde la perspectiva de la mayoría, rescatar el centro histórico de la ciudad es una necesidad urgente, pues los ambulantes, hagan su esfuerzo por sobrevivir honradamente o no, no son los dueños de las calles de los chihuahuenses y aunque sus quejas pudieran comprenderse por el cambio abrupto que sufrirán, el hecho de llegar al berrinche, la politización y la ofensa solo ha rebajado su capacidad de negociación. Ayer Marco Quezada demostró una sola cosa: pantalones. Ahora le toca a su gente responderle, a García Tarín tejer fino, cosa que no le ha salido del todo bien en esta administración y a Javier Torres Cardona aventarse el toro por los cuernos de manera inteligente y muy asertiva.
Por cierto, si el municipio esta enfrentando y arriesgando todo en el centro histórico ¿por qué el Gobierno del Estado no le entra con el mismo arrojo? Wilfredo Campbell, el director de gobernación, no se ha manifestado en lo mínimo, por lo que mucho de la culpa de que el agua llegue al cuello es suya, ojalá reaccione pronto y haga su presencia sentir en este asunto que no sólo le compete al ayuntamiento ¿o a qué le tiene miedo?
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