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México

Investigan México y Japón probable gran sismo en la brecha de Guerrero

El Instituto de Geofísica de la UNAM, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Centro Nacional de Prevención de Desastres, la Universidad de Kyoto y las agencias japonesas de Cooperación Internacional y de Ciencia y Tecnología, han puesto en marcha un proyecto dentro de la Alianza para la Investigación en Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (SATREPS, por sus siglas en inglés) de Japón, para estudiar los peligros de sismos y tsunamis en la costa de Guerrero.

“Este proyecto se enfocará al estudio del peligro sísmico debido a los deslizamientos asísmicos y sismos en zonas cercanas de la brecha de Guerrero”, para ello se instalarán diversos instrumentos de medición en el fondo del mar y en tierra para medir la sismicidad de la región, así como sus desplazamientos, mediante técnicas de GPS (Sistema de Posicionamiento Global) muy avanzadas y de alta precisión, así como técnicas avanzadas de medición del movimiento entre las placas de Cocos y Norteamericana y sismógrafos de banda ancha de frecuencia.

La instalación de estos instrumentos comenzaría en este noviembre del 2017..

“Con ello sabremos si se acumula energía de deformación en la zona de la brecha y de ser así, a su vez si hay la suficiente energía acumulada para producir un gran terremoto o no: quizá ese deslizamiento asísmico relaja todo el esfuerzo y ese sismo ocurrirá hasta dentro de mil años, aunque no lo sabemos”.

Desde hace algunos años, los científicos esperan la ocurrencia de un sismo de gran magnitud, originado en la “brecha de Guerrero”, ubicada entre Acapulco y Zihuatanejo. El último reporte que se tiene sobre un gran sismo en esa región es de 1911, señala Raúl Valenzuela, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el cual no fue registrado con un sismógrafo porque no se tenía este instrumento en la región, sino con reportes históricos. “Tampoco hay una garantía absoluta de que el epicentro fuera ahí”.

Tomando en cuenta que ese gran sismo habría ocurrido hace 106 años, el científico explica que sería un periodo “lo suficientemente largo, como para hacernos temer que un sismo importante se generará en la región”. No obstante, añade, antes de 1911 se desconoce cuándo ocurrió uno anterior, por lo que no se puede predecir si el intervalo de recurrencia de un gran sismo en la brecha de Guerrero es de cada 100, 400 años o más.

Los científicos no cuentan con datos estadísticos suficientes para incluso determinar si existen tales intervalos de recurrencia. Sin embargo, de existir y si se acumula energía en esa brecha temporal, hay una forma de medirla que se está implementando mediante una investigación conjunta entre México y Japón, que determinaría con un poco más de certidumbre si ese gran sismo ocurriría o no.

Miguel Ángel Santoyo, sismólogo del IGf, Unidad Michoacán de la UNAM, señala que existe la posibilidad de que en esa zona específica de subducción se acumule energía suficiente como para producir un sismo grande, pero podría no suceder. Estudios recientes han descubierto la ocurrencia de deslizamientos “asísmicos” en la brecha de Guerrero, es decir, un deslizamiento entre las placas de Cocos y Norteamericana que ocurre tan lentamente que no produce sismos, pero sí relaja esfuerzos tectónicos.

“Un sismo se produce cuando ese deslizamiento ocurre en algunos pocos segundos; por otra parte, un deslizamiento asísmico se generaría a lo largo de dos o tres meses, liberando la misma cantidad de energía gradualmente. Ahora investigaremos si ese deslizamiento asísmico realmente está relajando los esfuerzos en la brecha de Guerrero, o si efectivamente se incrementa”, explica el especialista.

Finalmente, Raúl Valenzuela enfatiza que los recientes sismos del 7 y 19 de septiembre no tienen relación alguna con la brecha de Guerrero, puesto que son regiones muy alejadas.

Incluso si hubiera algún vínculo, dice, la diferencia entre un gran sismo -magnitud 8- libera 30 veces más energía que uno de 7, entonces se necesitarían muchos sismos como el que tuvo origen en Morelos para liberar uno como el que se esperaría en la brecha de Guerrero, por citar un ejemplo. “Eso no solo es improbable, sino que además no sería nada agradable”, reconoció.

México

Pone ‘El Mayo’ ultimátum: me repatrian o el colapso

Ismael «El Mayo» Zambada, líder de Cártel de Sinaloa, exigió al Gobierno de México que reclame a Estados Unidos su repatriación porque, de no hacerlo, la relación entre los dos países sufrirá un «colapso».

Juan Manuel Delgado González, asesor jurídico de Zambada en México, confirmó que la petición fue presentado ayer en el Consulado General de México en Nueva York un escrito al que tuvo acceso Grupo Reforma y donde Zambada exige que lo defienda el gobierno.

Debe intervenir (el gobierno) a fin de que el presente asunto no resulte en un colapso en la relación bilateral entre ambos países, puesto que no se debe de perder de vista la irregular e ilegal manera en que el suscrito fui puesto a disposición de las autoridades de los Estados Unidos de América».

En julio del 2024, Zambada fue engañado por Joaquín Guzmán López, hijo de «El Chapo» Guzmán, fue secuestrado para llevarlo a Texas donde enfrenta cargos por delincuencia organizada, homicidio, narcotráfico en gran escala y lavado de dinero, entre otros.

En la solicitud de asistencia consular, el capo señala que si no se interviene en favor de sus derechos, políticos y funcionarios mexicanos también pueden ser secuestrados y trasladados ilegalmente al país vecino.

Por lo anterior, expresa que la respuesta del Estado mexicano «no es opcional», porque tiene la obligación ineludible de defenderlo.

«Si el Gobierno de México no actúa, el suscrito seré condenado a pena de muerte sin lugar a ninguna duda y además esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier gobierno extranjero pudiera de manera impune violentar nuestro territorio y soberanía, interviniendo para la detención de cualquier persona, incluso políticos o funcionarios del Gobierno, para ser trasladados a la jurisdicción norteamericana sin que nada suceda», manifiesta.

«Exijo y demando que el Estado mexicano cumpla con su obligación ineludible de intervenir de manera inmediata, contundente y sin margen de discrecionalidad para exigir formalmente a los Estados Unidos de América garantías y seguridades absolutas, plenas, vinculantes e irrevocables de que no se me impondrá ni se ejecutará la pena de muerte en su jurisdicción. Esta exigencia no es opcional, ni puede ser interpretada como una cuestión de oportunidad política o diplomática».

El documento firmado por Zambada advierte que, de no haber una exigencia categórica y formal de sus garantías, «constituiría una traición al sistema jurídico mexicano» y al deber del Estado de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, sin excepción alguna.

«En este contexto, en cuanto hace a mi asunto en particular, resulta una obligación del Estado Mexicano: presentar una protesta formal ante las autoridades estadounidenses, señalando la violación del Tratado (de México y Estados Unidos para prohibir los secuestros transfronterizos) y exigiendo el respeto a la soberanía mexicana y al debido proceso legal», señala.

Solicitar la repatriación inmediata de mi persona, argumentando que mi traslado fue ilegal y que cualquier proceso judicial en mi contra debe llevarse a cabo en México, conforme a las leyes nacionales y los acuerdos internacionales vigentes».

En una parte de su escrito, el líder del Cártel de Sinaloa requiere al Gobierno de México para que pida a los estadounidenses un informe detallado de las circunstancias de su secuestro y traslado, identificando quiénes permitieron su entrada a la Unión Americana y bajo qué base legal.

También, que le informen la identidad de las personas involucradas en su traslado, tanto del lado estadounidense como del lado mexicano.

La razón por la que alega que el Gobierno federal debe exigir la cancelación del proceso al que está sometido en Nueva York, es precisamente porque el procedimiento tiene como origen su secuestro y traslado ilegal a la Unión Americana.

«Esta exigencia no es una cuestión discrecional ni sujeta a consideraciones políticas o diplomáticas», dice.

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