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Ciencia y Tecnología

Japón realizará su primer aterrizaje en la luna para 2018

TOKÍO (EFE).- La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) planea realizar su primer alunizaje en 2018 mediante un dispositivo no tripulado, según destaca hoy el diario Japan Times.

El objetivo de la misión es analizar la resistencia de determinados materiales sobre la superficie lunar para determinar si pueden ser utilizados en futuras misiones tripuladas.

La misión también le servirá a JAXA para probar un sistema de aterrizaje en una zona objetivo que buscaría tener un margen de error de tan solo unos cientos de metros.

Según han revelado fuentes cercanas al asunto a la agencia Kyodo, JAXA presentará próximamente el proyecto ante el Gobierno nipón con el objetivo de empezar a recibir financiación para la misión a partir del próximo ejercicio fiscal, que arranca en abril de 2016.

JAXA emplearía el Smart Lander for Investigating Moon (SLIM), una sonda experimental, en la que sería su primera misión lunar desde que lanzó en 2007 la sonda Selene, que orbitó alrededor de la luna durante más de año y medio.

El SLIM sería enviado mediante un cohete Epsilon, que Japón lanzó con éxito en septiembre de 2013 para poner en órbita el primer telescopio espacial de observación planetaria remota.

Ese mismo año la sonda china Chang’e 3 realizó el primer alunizaje en casi 40 años, convirtiendo al país asiático en el tercero en lograrlo después de Estados Unidos (que además es el único que ha logrado enviar con éxito misiones tripuladas a la luna) y la antigua Unión Soviética.

China tiene previsto que otra de sus sondas aterrice en el satélite en 2017 y retorne después con muestras de la superficie selenita.

Fuente: El Diario de Yucatán

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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