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Jets, yate, casas de playa y un Zoológico: lujos de ‘El Chapo’ en los 90

Un testigo del Gobierno de EE.UU. en el juicio por narcotráfico contra Joaquín «el Chapo» Guzmán relató el nivel de vida de su antiguo jefe, que con el «boom de la cocaína» en la década de 1990 lo llevó a tener cuatro jets, casas en cada playa de México, ranchos en cada estado y su propio zoológico.

Miguel Ángel Martínez Martínez, alias «el Gordo» o «el Tololoche», testificó hoy por segundo día, una sesión ante el tribunal de Nueva York en al que explicó que su entonces jefe le regaló un reloj Rólex con diamantes y durante los noventa le pagó un millón de dólares de salario.

En un solo mes, agregó, le llegó a ordenar comprar más de 50 coches, Buick, Thunderbird y Cougar, para regalar a sus trabajadores, quienes podían escoger el modelo.

Aseguró, a preguntas de la fiscalía que intenta probar con su testimonio que el Chapo era el jefe del Cártel de Sinaloa, que en la década de los noventa el negocio del narcotráfico estaba «muy bien» y que Guzmán Loera se benefició del «boom de la coca», y que empleó parte del dinero en pagar sobornos para poder mantener su negocio.

Afirmó además que su entonces jefe recibía uno o dos camiones mensuales que venían desde Estados Unidos con el dinero producto de la venta de la droga, y que posteriormente envió sus jets a recoger ese dinero en Tijuana, que era llevado a Ciudad México y depositado en cuentas de bancos, tras sobornar a empleados, parte del cual lo invirtió en propiedades.

También aseguró que en uno de sus ranchos en Guadalajara, con piscina y cancha de tenis, tenía un zoológico con tigres, leones, panteras y venados, y un tren para recorrerlo, así como un yate, «el Chapito», en su propiedad en Cancún y «4 ó 5 mujeres».

El exadministrador de sus negocios y contacto con los cárteles de Colombia (Cali, Medellín y Nortes del Valle) que le vendían coca, comenzó a trabajar para el Chapo en 1987, cuando aún no existía el cartel de Sinaloa, sino la Federación de Carteles, que dirigía Juan Esparragoza, «el Azul», el «jefe de todos», según le dijo entonces Guzmán Loera.

En una de sus anécdotas, contó que él y Guzmán Loera fueron a visitar al Azul a prisión en 1987 en Ciudad México para pedirle permiso para una revancha contra el Cártel de Tijuana, de los hermanos Arellano Félix, porque habían matado a dos de sus amigos.

Aseguró que se pagaban sobornos al personal de la prisión, lo que les permitió llegar de noche y verle en su celda, donde «había de todo lo que querían tomar», como whisky, cerveza y cognac, una banda tocando, comida para escoger entre codorniz, langosta y droga, así como guardias limpiando, cocinando y dando protección a Esparragoza.

El Azul les autorizó la revancha, iniciándose así la guerra contra el cártel de Tijuana, en lo que Guzmán invirtió «muchísimo dinero» en comprar armas.

Aseguró que Guzmán Loera tenía guardaespaldas armados todo el tiempo con rifles AK-47, AR-15, M-16, granadas y gases lacrimógenos.

Martínez, que trabajó para el Chapo entre 1986 y 1998 también destacó, el incidente en el aeropuerto internacional de Guadalajara, donde asesinaron al cardenal Juan Jesús Posada Ocampo, al que presuntamente los Arellano Félix confundieron con Guzmán Loera.

Guzmán Loera, que enfrenta cadena perpetua por once cargos de narcotráfico, el principal por mantener una empresa criminal continua y que no perdió detalles del testimonio de su examigo, logró escapar por las correas donde se entregan las maletas a pasajeros, con uno de sus guardaespaldas.

Al día siguiente, dijo, su jefe le informó que se iría de México porque «era mucha la presión» y sus fotos estaban constantemente en la televisión.

Guzmán viajó a Guatemala donde fue arrestado en 1991 y sus casas, bodegas y más de 3.000 kilos de coca fueron entregadas por Martínez a su hermano Arturo, que continuó operando el cartel.

Durante la primera parte del interrogatorio, Martínez, un testigo protegido de la fiscalía cuyo rostro no puede ser dibujado como parte de las extremas medidas de seguridad de este caso, explicó cómo su compadre comenzó a enviar droga a EE.UU. usando un túnel, vehículos con doble fondo y hasta latas de jalapeño con cocaína.

Resto del mundo

Rescatan a los dos mexicanos del temido centro migratorio «Alligator Alcatraz» en Florida

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) confirmó el retorno a México de Carlos Martín y Óscar Alejandro González, quienes habían sido detenidos en el centro migratorio conocido como «Alligator Alcatraz», ubicado en una zona pantanosa del estado de Florida, Estados Unidos.

Roberto Velasco Álvarez, titular de la Unidad para América del Norte de la SRE, informó que ambos ciudadanos ya se encuentran en territorio nacional, sin enfrentar cargos y con sus documentos en regla. Esta información fue compartida por el cónsul de México en Orlando, Juan Sabines Guerrero.

El polémico centro de detención ha sido parte de las recientes medidas migratorias del gobierno estadounidense, diseñado para contener la migración irregular y ubicado en los humedales de los Everglades. A pesar de las críticas por su localización y condiciones, las autoridades mexicanas aseguran que se mantiene un monitoreo constante de los connacionales ahí detenidos.

Velasco destacó que la salida de los hermanos González fue posible gracias al diálogo sostenido con autoridades tanto locales como federales, permitiendo su retorno voluntario durante el fin de semana. Además, la Cancillería reiteró que vigila el cumplimiento del debido proceso y la protección de los derechos humanos en cada caso migratorio.

Según el consulado mexicano en Orlando, los hermanos fueron arrestados el pasado 7 de julio. Carlos Martín fue inicialmente detenido por conducir un automóvil con vidrios polarizados. Su hermano Óscar Alejandro acudió a auxiliarlo, pero también fue aprehendido por la Patrulla de Caminos de Florida.

El caso tomó relevancia cuando, el pasado 22 de julio, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó la existencia de otros 12 ciudadanos mexicanos detenidos en esa misma instalación. En respuesta, la mandataria anunció que su administración trabaja para lograr su repatriación inmediata, utilizando los canales diplomáticos correspondientes, incluyendo el envío de notas oficiales desde la embajada de México en Estados Unidos.

Hasta el momento, la Cancillería mantiene seguimiento puntual sobre la situación de todos los connacionales detenidos en “Alligator Alcatraz” y continúa trabajando para garantizar su integridad y un retorno seguro.

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