El caso de Teresita de Jesús Luis-Ojeda es inusual. Tiene un título universitario en un pueblo donde 68% de su población no ha terminado la educación básica. Es abogada a pesar de que sus padres querían que fuera educadora como las pocas mujeres profesionistas de su comunidad. Tiene 26 años y contra todo pronóstico se ha convertido en la primer presidenta municipal en la historia de su pueblo: San Dionisio del Mar, Oaxaca.
“Siento ilusión de que a través de mi trabajo la gente pueda notar una diferencia con los gobiernos anteriores y que los hombres se den cuenta que las mujeres tenemos capacidades para gobernar”, dice Luis-Ojeda a Verne vía telefónica. Su victoria en las elecciones ha sido mencionada en medios nacionales como El Universal, Proceso y Aristegui Noticias, así como numerosas publicaciones de Oaxaca. “Estoy contenta de que le den importancia a una mujer de San Dionisio del Mar porque no soy solamente yo, sino todas las mujeres del municipio que por mucho tiempo hemos estado marginadas, que no hemos sido tomadas en cuenta, ni hemos trascendido.”
San Dionisio del Mar, en la zona del Istmo de Tehuantepec en el sur oaxaqueño, es uno de los hogares del pueblo huave, una comunidad indígena de más de 3.000 años. Luis-Ojeda también es la primera mujer huave en ganar un puesto de alcaldesa en esa región. “Las mujeres participan en los asuntos de su comunidad, pero su participación en cargos públicos es mínima. Todavía existe la creencia machista de que esos cargos son para hombres”, asegura la abogada.
También hay mucha pobreza en su municipio. El gobierno mexicano lo considera un pueblo con muy alto grado de marginación, con 46% de su población en pobreza extrema. Luis-Ojeda se percató de esta situación desde muy joven, asegura. “Tenemos problemas de acceso a servicios básicos, salud, falta de apoyo al sector campesino”, apunta. “Siempre he creído que el municipio requiere de gente preparada para que exista un avance. Respetamos mucho la experiencia de los adultos mayores, pero los tiempos están cambiando y también necesitamos profesionistas”.
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Mapa de Juchitán distrito al que pertenece San Dionisio del Mar. Secretaría de Desarrollo Social
Por esa razón decidió estudiar derecho. “Mis padres querían que fuera educadora, pero les dije que ya había muchos maestros, que yo podía servir a la comunidad con otros servicios y al final los convencí”. En 2007 ingresó a la Universidad Veracruzana en Coatzacoalcos para estudiar derecho. “Es una escuela alejada de mi tierra, fue un gran sacrificio para mis padres pagar mis estudios y para mí fue muy difícil estar sola, pues no conocía a nadie allá”. Estudiar leyes también resultó un desafío, añade: Tuve que relacionarme con conceptos completamente desconocidos para mí, como ir a un juzgado, a un ministerio público, ver documentos de propiedades y denuncias públicas. Fue muy difícil asimilarlo”.
Luis-Ojeda se graduó en 2011 y desde entonces trabaja en un despacho de abogados en Juchitán (a una hora de San Dionisio). Desde el 2013 ha participado en asuntos políticos de su municipio, principalmente en las negociaciones para restablecer elecciones locales en el pueblo, algo que no había sucedido desde 2013. Su padre Manolo Luis había sido candidato a alcalde por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones de ese año, pero una serie de conflictos entre militantes de distintos partidos políticos obligó a la autoridad electoral de Oaxaca suspender las elecciones e establecer a un administrador municipal (alcalde interino).
Elecciones suspendidas
Para las elecciones del pasado 5 de junio, Luis-Ojeda había sido elegida como la candidata del PRI a la presidencia municipal, pero en la víspera de los comicios, los conflictos entre la población incrementaron, por lo que ella y sus contrincantes de los partidos , acordaron crear una planilla única sin representación partidista. “Decidimos anteponer la autonomía del pueblo a los intereses personales y de los partidos y poner fin a los conflictos”, asegura Luis-Ojeda. Los candidatos la eligieron como única candidata de la planilla. El Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca confirmó a Verne que Luis-Ojeda ganó las elecciones municipales. Sin embargo, la institución no tenía disponible el conteo final de votos.
Luis-Ojeda durante su campaña electora. Cortesía Teresita Luis-Ojeda
Esta victoria pudo haberse dado por varios factores, explica Diana Manzo, reportera de Oaxaca, que ha seguido la situación política de San Dionisio por varios años. “Aunque haya representado una planilla única, Teresita pertenece a la línea del PRI, que tiene mucha influencia en la zona”, comenta la también corresponsal del diario La Jornada. “Por otro lado, es una mujer joven y muy trabajadora, tiene credenciales y la gente no la ve como alguien maleada. Se ha ganado la confianza de la gente joven, pero los más grandes aún tienen sus dudas”.
Al respecto, Luis-Ojeda opina: “Creo que hay más desconfianza por mi edad que por el hecho de ser mujer. Otro asunto que ha causado señalamientos es que no estoy casada. Aunque no es obligatorio por ley, la gente lo ve como un requisito para ser presidente municipal. Yo no lo veo así. Si me caso, será una decisión personal y por la presión de otros o por un requisito político”.
Saúl Millán, antropólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia y experto en la cultura huave asegura que el caso de Luis-Ojeda es un acontecimiento relevante para esa comunidad indígena. “Esto marcará un precedente que podría tener repercusiones positivas para el resto de la región”. En opinión del académico, esto ha sucedido en San Dionisio porque a diferencia de otros municipios de la zona, ha pasado por varios cambios como flujos migratorios y una mayor participación de las mujeres en el comercio lo que ha incrementado la influencia de estas en las decisiones políticas y sociales.
De los 570 municipios de Oaxaca, solo 13 son gobernados por alcaldesas, según datos del gobierno estatal. “Espero servir de ejemplo a otras mujeres de mi zona para que cada vez haya más en los cargos públicos”, dice Luis-Ojeda.
Por: Verne/ EL País