Con Juan Gabriel como sorpresa de la noche, el gobernador César Duarte celebró sus 50 años de vida en la casa de gobierno, aquella que adquirió Patricio Martínez como residencia oficial de los mandatarios en turno y que ahora sirvió como punto de reunión de la crema política de Chihuahua.
El “Divo de Juárez” pagó así el cariño que Duarte le ha profesado con sus millonarias invitaciones a eventos como “el grito”. Los asistentes no podían estar más maravillados, pues si a esto le agregada el alcohol fino y gratuito, la presencia de grillos de altos vuelos y el buen clima, pues fue una noche de lujo.
Quienes la pasaron más de lujo aún fueron Javier Garfio y Enrique Serrano, precandidatos de Chihuahua y Juárez, quienes recibieron una gran acogida por parte del mandatario. Sin duda son sus consentidos, ya que los demás precandidatos no recibieron ni una pizca de ese gran cariño.
Los que llamaron la atención fueron Rubén Aguilar, dueño del Partido del Trabajo y su ahora pupilo Miguel Jurado, quien contenderá por la alcaldía de Parral bajo esta bandera. La invitación los tranquilizó bastante, pues aunque no vayan ungidos bajo los colores del PRI, saben que llevan el apoyo del mandatario, que vale mucho más.
En el festejo, donde abundaron los brindis, abrazos, carcajadas, regalos y felicitaciones, también pulularon alcaldes como Teto, quien fue fiel a su costumbre de contar chistes, y Marco Quezada, quien se mantiene un poco más al margen. También anduvieron allí diputados federales, locales, candidatos, líderes del PRI, senadores, secretarios, empresarios, titulares de organismos descentralizados y uno que otro colado.
Pero este no fue el único agasajo para Javier Garfio. En días recientes el precandidato fue invitado a cenar por Jorge Cruz, un conocido mecenas del PAN, quien también ha cooperado con las campañas tricolores, con la diferencia de que ahora lo hace abiertamente.
Si bien es cierto que a Garfio no le faltan apoyos, tampoco le sobran, pero quienes sí que los necesitan son los del PAN, por lo que con esta maniobra suba un pez gordo a su proyecto y a la vez se lo arrebata a los adversarios en momentos críticos, pues nadie le quiere aportar un centavo a estos proyectos sin pies ni cabeza.
Otro que ya se deslindó fue Enrique Terrazas, quizá el principal aportador del panismo chihuahuense, quien nada más dijo “ahí nos vemos” y se fue a Europa, dejando al PAN y a sus candidatos a su suerte, en lo que se interpreta como un ajuste de cuentas luego del abandono que sufrió Antonio López, el más querido primo de Belinda López, esposa de Federico Terrazas. La calamidad del PAN no termina.
Pero donde tampoco termina el melodrama es en el PRD, pues fue vista con malísimos ojos la visita de Hortensia Aragón y Héctor Barraza al gobernador César Duarte, el pasado jueves, ya que se interpretó como una lamida de botas para que les dé chance de traicionar bien a su partido e ir en alianza sí o sí.
De esta manera, del partido históricamente antagónico del PRI, separado de él para competir contra él, salen estos personajes a rogarle que los espere para ir juntos, una aberración ideológica, política y moral, según los perredistas viejos de todas las facciones.
No obstante, resulta paradójico que el perredismo nacional, ese que come de la mano del presidente Enrique Peña Nieto, sea el que ahora se rasgue las vestiduras por estas inesperadas simpatías por el PRI.
A nivel nacional, las cinco principales tribus del PRD tienen una alianza de facto con el PRI y la presidencia, a través del Pacto por México, que si bien ha dado pie a importantes reformas, también a dejado de lado cualquier oposición, tal como en su momento lo hicieran el Partido Popular Socialista (PPS o el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (FCRN).
Incluso Miguel Mancera ha aprovechado su perfil “ciudadano” para perderle la alergia al PRI y acercarse cada vez más a él. Los “chuchos” también están de luna de miel con el PRI, mientras en el país desaparece a velocidad récord la oposición.
No obstante, el caso de Chihuahua es más preocupante aún, pues se pretende consolidar una alianza en un estado en el que hace apenas 50 años íconos de la izquierda como Arturo Gámiz García, Salomón Gaytán, Emilio Gámiz García, Antonio Scobell, Miguel Quiñones Pedroza, Óscar Sandoval Salinas, Rafael Martínez Valdivia y Pablo Gómez Ramírez, todos campesinos, obreros y maestros, lucharon con contra ese partido ante el cual hoy se empinan, por un sabrozo “maiceo” traducido en “apoyos”, prerrogativas e incluso mantener el registro, pues no le han aportado nada al partido y solo se sirven de él.
Y cerramos con una postura no menos delirante. Israel Beltrán Montes inició la precampaña con nuevo corte de cabello y como que el frío no le sentó nada bien en la mollera, pues comenzó a vaticinar que, de ganar la diputación, seguramente sería él y nadie más el candidato natural a la gubernatura de Chihuahua, pues, afirma, ya le toca a alguien de Cuauhtémoc y debe ser él. Ni Artemio Iglesias, mucho mejor político en todos los sentidos lo logró, pero en fin… se vale soñar.
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