“A Juan Gabriel nada le ha sido fácil, salvo el éxito”. Así resumía el escritor Carlos Monsiváis la carrera del ‘Divo de Juárez’, y tenía razón. La vida de Alberto Aguilera Valadez (su nombre de pila) fue un racimo de desventuras desde su nacimiento, pero fue su determinación, esfuerzo y talento el que lo llevó a cambiar la mala estrella con la que había nacido por la que él deseaba: la estrella de la fama.
Su trágica infancia
Nació en Parácuaro, Michoacán, el 7 de enero de 1950, en una humilde calle que hoy lleva su nombre. Sus padres fueron dos humildes campesinos: Gabriel Aguilera Rodríguez y Victoria Valadez Rojas. Fue el menor de diez hermanos, de los cuales Virginia fue la única mujer, y su más cercana.
Sus dificultades comenzaron cuando tenía apenas tres meses de nacido. Su padre, un humilde agricultor, quemaba sus pastizales para preparar el terreno cuando el fuego invadió las propiedades cercanas. Ante la angustia por posibles represalias y la influencia de sus enfermedades nerviosas, decidió aventarse a un río. Fue rescatado, pero su mente se había quebrado para siempre y terminó sus días en un sanatorio mental.
Así chiquito tuvo que migrar con su mamá a Apatzingan, a Morelia y por último a Ciudad Juárez, donde la señora María Romero Mora, patrona de su abuela, los recibió y les ofreció un cuartito para que se refugiaran. La mamá trabajó duro, pero eran demasiadas bocas qué alimentar y se vio obligada a internarlo en la Escuela de Mejoramiento Social para Menores, mejor conocida como “El Tribunal”, la cual se ubicaba en lo que hoy es el Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez.
Fue en ese internado donde conoció a la directora Micaela Alvarado, a quien siempre le guardó cariño, así como a su profesor Juan Contreras, un músico sordo a quien aprendió a ver como padre, maestro y amigo, y fue él quien lo encaminó en sus primeros pasos musicales, practicando con un teclado pintado sobre una tabla, y haciendo acordes con una vieja guitarra que le sirvió para componer su primer canción: «La muerte del Palomo«, a los 13 años. En honor a él y en memoria a su padre, se hizo llamar Juan Gabriel.
Según contaba Juan Gabriel, siempre tuvo la intención de fugarse del internado, pero fue hasta los 13 años que se sintió listo y, aprovechando que lo mandaron a sacar la basura, se echó a correr para irse a vivir con su profe, con quien se dedicó a vender artesanías en la calle. Un año después su madre estuvo en condiciones de recibirlo, y cumplió el sueño de vivir con ella gracias a que ambos se dedicaban a la venta de burritos.
Sus inicios artísticos
Con la mayoría de edad cumplida, el joven Alberto empezó a perseguir sus sueños. Recorrió Tijuana, Ensenada, Rosarito e incluso California, sin éxito, pero tuvo oportunidad de conocer a algunos de sus ídolos, quienes lo motivaron a seguir adelante. Luego regresó a Juárez, donde fue incorporado al elenco del entonces célebre Noa Noa, y acompañado de Los Prisioneros del Ritmo comenzó a interpretar sus canciones, pues llevaba más de 100 compuestas.
Una vez conquistado el público juarense, cambió su nombre artístico por el de Adán Luna, y viajó a la Ciudad de México donde fue corista de estrellas como Leo Dan, Angélica María y Roberto Jordán. Ahí trató a José Alfredo Jiménez.
Así andaba, haciendo sus pininos, cuando fue acusado de robarse una guitarra y enviado a la penitenciaría de Lecumberri, donde halló consuelo en las cartas que escribía a su madre y las canciones que componía. Su genio llamó la atención de los internos y el director del penal quien, al revisar su caso, 18 meses después, se enteró que no había ninguna prueba en su contra y ordenó su liberación.
Lejos de rendirse, Alberto salió ansioso de recuperar el tiempo perdido y logró que lo recibieran los directivos de la entonces influyentísima disquera RCA, donde firmó el contrato para grabar el primer disco de los muchos que lograría durante su carrera.
Fue hasta 1971, en Venezuela, que adoptó el nombre artístico de Juan Gabriel. Esa presentación marcó un parteaguas en su carrera, pues se consolidó como una estrella a nivel latinoamericano, y desde entonces su carrera no dejó de crecer.
El estrellato
Juan Gabriel se definía como mal actor, mediano cantante y buen compositor. Era cierto. En su trayectoria compuso más de mil 500 canciones que fueron interpretadas por artistas de renombre como Marc Anthony, Thalía, Vicente Fernández, José José, Ana Gabriel y Rocío Durcal, quien inmortalizó sus temas rancheros.
Su éxito nunca eclipsó. Se convirtió en el compositor más cantado de la música en español durante 40 constantes años, y fue más allá pues sus temas fueron traducidos a idiomas como el inglés, francés, alemán, italiano, portugués, griego, turco, tagalo y japonés, entre otros. Formalmente, más de mil 500 millones de artistas y grupos han cantado sus canciones, e informalmente cientos de miles más.
Lanzó al mercado más de 30 discos propios, los cuales le generaron más de 150 millones de copias vendidas, a las cuales se suman 75 millones de copias como productor discográfico y 45 millones más cantados por Rocío Durcal. Su disco Recuerdos Vol. II ha sido el más vendido en la historia de México. También es el artista mexicano más reproducido en Youtube y con más boletos vendidos en Estados Unidos (y en México, por supuesto). En total realizó más de 15 mil presentaciones en vivo durante sus 45 años de carrera, en los que también recibió ocho nominaciones a los Grammy y 18 premios Billboard.
Su vida personal
Juan Gabriel siempre procuró alejarse de los escándalos. Hablaba poco de sus cuatro hijos, tres de ellos adoptados y uno más procreado con su ex esposa y mejor amiga, Laura Salas.
Su orientación sexual ni la aceptaba ni la negaba. “Lo que se ve no se pregunta”, fue la célebre respuesta dada a quien le preguntó sobre sus preferencias. Algunos libros afirman que fue amante de su representante, Joaquín Muñoz, e incluso del esposo de Rocío Durcal, Antonio Morales, lo cual habría sido la causa del distanciamiento entre ambos.
Sus vínculos con la política
Si bien Juan Gabriel nunca se interesó en un puesto público, se mantuvo cercano a los poderosos. “Ni Temo, ni Chente, Francisco va a ser presidente”, era el estribillo de una canción compuesta para respaldar al entonces candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida. También cantó para presidentes latinoamericanos como el venezolano Nicolás Maduro, y el mexicano Vicente Fox.
Sin embargo, su relación más polémica y reciente fue con el gobernador César Duarte, pues durante el sexenio de este político priista se presentó profusamente en los festivales y celebraciones de la independencia de Chihuahua, e incluso actuó en privado durante el cumpleaños del mandatario, en una criticada fiesta realizada en la Casa de Gobierno.
También fue cuestionado el financiamiento con recursos públicos de un concierto privado en el Palacio de Bellas Artes, pagado por los contribuyentes de Chihuahua y Michoacán, sin contar la canción que compuso alabando la gestión del gobernador chihuahuense llamada de «El Paso a Juárez» que dice: “Gracias César Duarte, ahora es más valiente, es un punto y aparte, hay más alegría”. También se difundió un video donde, en plena presentación en el palenque, el Divo le dedica a Duarte la canción “Estoy enamorado”, frente a todo el público.
Nadó contra corriente
Hace apenas 10 días Juan Gabriel inició una gira por 22 ciudades de EU como parte del tour “MéXXIco es todo 2016”. El sábado 27 de agosto fue su último concierto en The Forum, de Los Ángeles, y la mañana del domingo 28 a las 11:17 horas su corazón dejó de latir a causa de un infarto, justo mientras se transmitía el capítulo final de una serie de televisión inspirada en su vida.
El legado de Juan Gabriel tiene un notable peso propio. No obstante, cobra aún más mérito cuando se toma en cuenta el origen humildísimo del cantante, las dificultades que como mexicano pobre enfrentó, y que con una determinación y disciplina envidiables supo vencer. Cómo pasó de ser huérfano a querido por millones de latinos, de dormir en la calle a sonar en todos los hogares hispanos, de ser uno más a ser único.
Reconocía que no le gustaba leer, ni era muy allegado al saber o a la cultura. Sin embargo; eso no le impidió desmenuzar los sentimientos de las personas y aprender a retratarlos en sus melodías y sus letras: «No hay ninguna regla en mi manera de componer. A veces cuando estoy alegre escribo algo muy triste, y viceversa. En fin, es algo que ni yo mismo sé, pues compongo de una manera que para mí es la más natural del mundo. Gano más como compositor y productor que como intérprete», dijo en una entrevista para su biografía.
No es sólo eso. Juan Gabriel supo conquistar a un país que aún odia y discrimina a las personas por su orientación sexual, y pasó de ser objeto de espanto y burlas a conquistar hasta a los que se dicen más machos. Juan Gabriel nos enseñó que todas las personas valen, que la música puede unir a personas, mentalidades y pueblos, y que no hacen falta máscaras ni falsedades cuando nos respaldan el trabajo y el talento. Juan Gabriel fue siempre como quiso ser, sin importarle nada más. El mérito más grande de Juan Gabriel no fue haber triunfado, sino haberlo logrado sin dejar de ser él mismo.
Cuatro Detenidos y Aseguramiento de Armas, Municiones y Drogas en Guachochi
Operativo Conjunto en Chihuahua: Cuatro Detenidos y Aseguramiento de Armas, Municiones y Drogas
En un operativo coordinado por la Agencia Estatal de Investigación, la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, fueron detenidas cuatro personas en distintas acciones llevadas a cabo ayer, martes 10 de diciembre.
Primera Intervención:
En la intersección de las calles Agustín Melgar y Vicente Guerrero, se logró la detención de Jesús Mariano M. G., de 21 años, y Bernabé C. B., de 22 años. Durante la operación, las autoridades aseguraron:
1 arma larga calibre 7.62 X 39 mm.
1 arma larga multi calibre .223 mm.
7 cargadores metálicos abastecidos.
1 cargador metálico de plástico abastecido.
180 cartuchos de calibre 7.62 X 39 mm.
60 cartuchos de calibre .223 mm.
2 chalecos tácticos de color negro con la leyenda «Cóndor».
Segunda Intervención:
En la calle Francisco Sarabia, de la colonia Timoteo, fueron detenidos Norberto G. G., de 32 años, y Arturo H. P., de 29 años. En este caso, las autoridades aseguraron:
Un vehículo Chevrolet Tahoe, modelo 2004, color arena, sin matrículas de circulación.
15 cartuchos calibre 9 mm.
Una bolsa transparente con 138 bolsas tipo ziploc que contenían un polvo blanco con características similares a la cocaína.
Todo lo asegurado, junto con los detenidos, fue puesto a disposición del agente del Ministerio Público Federal para continuar con las investigaciones correspondientes. Este operativo reafirma el compromiso de las autoridades de combatir el crimen organizado en la región.