El comité disciplinario de la Concacaf dio a conocer la decisión de suspender con un partido al técnico alemán Jurgen Klinsmann, responsable de la selección de Estados Unidos, y se perderá la gran final de la duodécima edición de la Copa Oro, que el equipo de las barras y las estrellas va a disputar mañana, domingo, frente a Panamá, en el Soldier Field de Chicago.
Estados Unidos, que juega la novena final de la Copa Oro, quinta consecutiva, y busca también el quinto título de campeón, no podrá tener en el banquillo a Klinsmann, que fue expulsado a los 87 minutos del partido de semifinal que ganaron por 3-1 frente a Honduras.
Klinsmann golpeó el balón de forma violenta contra el suelo, no enviarlo de nuevo al campo de forma inmediata y además protestar al árbitro del encuentro el costarricense Walter Quesada, que decidió la expulsión con tarjeta roja.
El entrenador alemán, que ha establecido la mejor marca de todos los tiempos de la selección de Estados Unidos al conseguir 10 triunfos consecutivos, reconoció al final del partido frente a Honduras, que se disputó el pasado miércoles, en el Cowboys Stadium, de Arlington (Texas), no lamentaba lo sucedido.
«No fue mi intención actuar contra el árbitro sino que expresé mi frustración por la manera como habían entrado algunos jugadores de Honduras, sin que recibiesen ninguna tarjeta», comentó Klinsmann. «Se que puede costarme la final y es algo que lamento profundamente».
El comité disciplinario actuó de acuerdo al reglamento y la suspensión a Klinsmann tampoco tendrá posibilidad de ser apelada como en principio se pensó, dando que la Concacaf se acogió al reglamento de la FIFA y a su artículo 118.
«La expulsión y posterior suspensión del entrenador Jurgen Klinsmann se da por mostrar desaprobación hacia el árbitro lanzando la pelota de manera violenta», determinó el comité disciplinario, el cual afirmó que las reglas de la FIFA exigen que alguien que ha sido expulsado de un partido sea suspendido para el siguiente.
La ausencia de Klinsmann del banquillo de Estados Unidos en el duelo contra Panamá no afectará para nada en cuanto al estilo y esquema de juego que ha mostrado la selección en lo que va de torneo, en el que ha ganado los cinco partidos que ha disputado.
Sin embargo, los jugadores de Estados Unidos reconocen que su ausencia del banquillo si será notada en el apartado de motivación y manera de darles ánimos y corregir defectos.
«No creo que cambie demasiado», declaró el capitán de Estados Unidos, el defensa DaMarcus Beasley. «Siempre es bueno tenerlo en el banco, pero nos aportará su sabiduría antes del partido… se asegurará de que entremos con el pie derecho».
Beasley, que dijo entendía la «frustración» que sufrió Klinsmann durante todo el partido por la manera como el colegiado Quesada había dirigido, admitió que en el no tenerlo en el banquillo si se notaría en el apartado anímico.
«No va a ser lo mismo sin ver su rostro en la banca, dándonos instrucciones cuando lo necesitamos y siendo la persona entusiasta que está en el banquillo. Especialmente cuando marcamos o tiene que decirnos si tenemos que cambiar algo», valoró Beasley.
Klinsmann estaba furioso el miércoles después de que Quesada no sacó tarjetas por una serie de entradas duras de los defensores hondureños contra los estadounidenses.
Se le podía ver gritando y gesticulando airadamente en dirección al árbitro, que al final le mostró el camino de los vestuarios antes que concluyese el partido.
Klinsmann también hizo un corte de mangas después que Estados Unidos consiguió el tercer gol, al minuto que Honduras había logrado el que fuese del honor por mediación de Nery Medina al minuto 51 de la segunda parte.
«Yo estaba hablando con el árbitro también. No hubo ninguna tarjeta», explicó Beasley. «Me golpearon tres, cuatro veces en la misma secuencia, y sólo sancionó una falta. Así que puedo entender su frustración. Yo estaba frustrado».
A pesar de las disculpas pedidas por Klinsmann al concluir el partido no impidieron que sus acciones le hayan costado perderse la gran final de la Copa Oro.
Por su parte, el delantero Eddie Johnson, que sufrió también algunas de las entradas duras que hicieron los defensas hondureños, destacó que Klinsmann vive intensamente todo lo que hace dentro del equipo.
«Esto es por lo que (Klinsman) vive y muere», subrayó Johnson, delantero de los Sounders FC de Seattle de la MLS. «Es la oportunidad que el fútbol estadounidense ha estado esperando, tener un entrenador con semejante experiencia, que ha jugado al más alto nivel; lo hizo con equipos grandes y entrenó a jugadores estrellas».
Johnson valoró que con Klinsmann al frente de la selección el objetivo del fútbol estadounidense no es otro que avanzar en la dirección de ponerlo al mismo nivel de las mejores del mundo.
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