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Opinión

La autodestrucción de Morena. Por Caleb Ordóñez T.

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Caleb Ordóñez T.

Todo se trata de Andrés Manuel: el partido más exitoso en las encuestas en México, tiene como pilar y guía al presidente de México. Durante meses, los líderes de Morena se han peleado entre ellos, buscando demostrar quien tiene una mayor fidelidad y lealtad hacia quien ostenta el Poder Ejecutivo. En su intento, el partido sufre una división convulsionante, de manera inexplicable.

Desde su creación como asociación civil, aquel 2 de octubre del 2011, Andrés Manuel López Obrador declaró que Morena sería por siempre el espíritu de un movimiento social.

El partido de AMLO está posicionado como el gran favorito en los comicios más grandes de la historia, del próximo 6 de junio de 2021. Una situación seriamente envidiable por la oposición, que no ha logrado sumar un frente amplio para derrotar a los lopezobradoristas.

Y es que los números son impactantes, Morena tiene el 39% de las preferencias electorales, seguido de Acción Nacional con el 11% y el Partido Revolucionario Institucional con un 10%, esto de acuerdo con una encuesta del periódico El Financiero. Incluso, la aprobación del presidente López Obrador ha crecido notablemente de junio a septiembre, puessubió del 56 a 62%.

Las noticias de los números favorables, para los distintos grupos dentro de Morena deberían de ser alentadores, inspiradores y estimulantes rumbo a la elección de 2021, cuando más de 95 millones de personas podrán votar y se renovarán 21,000 cargos de elección popular.

Si el día de hoy fueran las elecciones, Morena aplastaría a los demás partidos de manera impresionante. Parecería que todo estaría preparado para que el partido lopezobradorista se convierta en una especie de “partidazo”, como lo fue el PRI durante décadas; sin embargo, algo muy pútrido sucede en lo más profundo de su organización.

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Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

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En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

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