El coronavirus pegó de manera especial a la industria automotriz. Toda la cadena de producción se vio afectada; desde las armadoras hasta las casas de arrendamiento vieron caer sus ingresos, en donde Uber no fue la excepción.
En su informe financiero del primer trimestre Uber reportó ingresos por 3 mil 543 millones de dólares entre enero y marzo de 2020, lo que superó las expectativas de los especialistas.
Aunque la cifra no es mala, la realidad es que la empresa también registró una pérdida de 2 mil 940 millones de dólares, rubro que había logrado contener en sus pasados informes.
Con esto la firma anunció recortes masivos a su plantilla laboral, mismos que vinieron acompañados del cierre de algunas sus oficinas en diversas partes del mundo en donde México fue uno de los países en vivir esta realidad.
No obstante, en medio de este escenario de perdidas, Uber podría tener una esperanza de recuperación en uno de sus mercados claves gracias a la bancarrota de otra marca: Hertz.
La que es considerada como la segunda empresa más importante en el mercado de alquiler de autos, se declaró el viernes pasado en bancarrota después de amplias restricciones de viaje por la pandemia de COVID-19 y el colapso económico global que tiró la demanda de sus servicios.
Con pérdidas de 356 millones de dólares, según sus últimas cuentas anuales, y deudas de 19 millones de dólares –a la que se suman millones en activos– Hertz no tuvo mayores opciones que una reestructuración financiera de su negocio en Estados Unidos y Canadá, misma que aunque le permitirá operar en otros mercados como Europa y México, debido a que en estos mercados su operación se limita al franquiciado, deja en una mala posición a la compañía.
De esta manera, la epidemia vino a marcar un punto de quiebre para un negocio que ya tenia problemas desde hace algunos años, los cuales lo llevaron a buscar nuevas opciones de negocio que ahora mismo podrían beneficiar a Uber.
Lyft el afectado secundario
Desde hace cuatro años, Lyft y Uber (en Estados Unidos) mantienen un acuerdo con Hertz para proveer a los conductores de ambas plataformas de vehículos para su actividad.
Este movimiento que no está sujeto a contratos ni a permanencias se traduciría en una estrategia para reducir los costos de actividad.
Luego del quiebre de Hertz lo que queda en duda es la situación en la que quedarán los conductores que operan bajo este servicio.
No obstante para Lyft no es el único problema. Los acuerdos entre Hertz y Lyft no se limitaron únicamente al negocio de los coches. La firma tecnología se convirtió en una gran acreedora para la marca de alquiler de vehículos, lo que ante la declaratoria de bancarrota sólo recibirá mínima parte de los préstamos otorgados.
Para Lyft se traduce en menos ingresos, tendencia que se suma a las débiles finanzas de la compañía que en días recientes tuvo que despedir al 17 por ciento de su plantilla para reducir costos.
Cabe mencionar que, hasta el año pasado, Lyft era la segunda plataforma de viajes que mas ingresos captaba (el 30.3 por ciento) en Estados Unidos, sólo por debajo de Uber (67.3 por ciento), según un análisis firmado por Second Measure.
Los impagos en préstamos podría debilitar aún más al rival de Uber, situación que podría beneficiar al negocio de esta última si consideramos que su modelo de negocio está más diversificado y que cuenta con un posicionamiento notablemente mejor cuando menos en Estados Unidos.
Fuente: Merca 2.0