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La bomba de Corea del Norte, más potente que la de Hiroshima

La bomba de hidrógeno, como la que Corea del Norte afirmó haber probado con éxito, tiene una potencia infinitamente superior a la atómica empleada en Hiroshima y Nagasaki en 1945, lo que ha levantado la alerta entre la comunidad internacional.

Corea del Sur instó a las Naciones Unidas a castigar al país vecino por la violación a los acuerdos internacionales en la materia, mientras que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), aseguró que el ensayo nuclear emprendido por Pyongyang «quebranta la seguridad regional e internacional».

Pero, ¿cómo funciona exactamente esta arma?

La bomba atómica libera una energía por fisión de elementos como el uranio o el plutonio, es decir, parte el núcleo de los átomos en dos o más fragmentos. La de hidrógeno o termonuclear utiliza la fisión y la fusión (la unión de dos átomos poco densos para formar uno mayor) en una reacción en cadena, que libera energía superior a las temperaturas y presiones solares.

Por el momento no se ha utilizado ninguna bomba de hidrógeno fuera de los disparos de ensayo. Actualmente, el arsenal estratégico nuclear estadounidense, y sin duda el ruso, se compone exclusivamente de este tipo de artefactos, pero en miniatura y con una potencia muy variable.

¿Qué pasa cuando estalla una bomba ‘H’?

Cuando una bomba ‘H’ estalla se producen explosiones químicas, nucleares y termonucleares en un lapso de tiempo infinitesimal.

Una primera bomba de fisión provoca un fuerte aumento de la temperatura que desencadena la fusión.

El 1 de noviembre de 1952, Estados Unidos hizo estallar en secreto este nuevo tipo de artefacto en las islas Marshall, en el océano Pacífico. Un año más tarde la Unión Soviética anunciaba un disparo termonuclear. La potencia de la mayor bomba ‘H’ en haber explotado (el ensayo soviético «bomba del Zar» del 30 de octubre de 1961 sobre el Ártico) era de 57 megatoneladas, una potencia teóricamente casi 4,000 veces superior a la de la lanzada sobre Hiroshima.

Es diferente a la bomba ‘A’

La bomba ‘A’, también conocida como «bomba atómica», se basa en el principio de la fisión de los núcleos atómicos. Se ha fabricado con uranio y con plutonio.

La explosión del primer artefacto de este tipo en julio de 1945 en el desierto de Nuevo México, en Estados Unidos, reveló la potencia destructora de esta energía.

La potencia de la bomba de uranio lanzada sobre Hiroshima era de 15 kilotoneladas. La de Nagasaki, de plutonio, tenía una potencia comparable (17 kilotoneladas), o sea el equivalente de 17,000 toneladas de TNT. Cuatro años más tarde, la URSS hizo estallar su primera bomba ‘A’, concretamente el 29 de agosto de 1949 en el desierto de Kazajistán.

¿Quiénes tienen acceso a este tipo de armas?

Actualmente al menos nueve países poseen bombas atómicas.

Se considera que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia, son potencias nucleares.

India (1974) y Pakistán (1998) se unieron al club de las potencias nucleares, al igual que Israel, pese a que nunca lo ha reconocido.

Antes del anuncio del primer ensayo de bomba de hidrógeno, Corea del Norte probó tres veces la bomba atómica, en 2006, 2009 y 2013, lo que le valió sanciones internacionales.

Por último, Irán firmó con las grandes potencias (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia, China y Alemania) en julio de 2015 un acuerdo que acota el programa nuclear iraní a cambio de un levantamiento parcial y reversible de las sanciones internacionales.

CNN

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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