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La CDMX llegaría a su ‘normalidad’ hasta agosto

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El camino a la nueva normalidad en la Ciudad de México se puso en marcha y se espera que sea hasta agosto cuando ésta se alcance en su totalidad.

Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la capital, dijo que el regreso a la «nueva normalidad» será gradual y estará guiado por el semáforo diario de ocupación hospitalaria por COVID-19.

Estimó que durante la primera quincena de junio el semáforo estará en rojo, es decir, con ocupación hospitalaria de más del 65 por ciento, por lo que seguirán operando únicamente las actividades esenciales como los servicios de salud, transporte y actividades primarias.

Dijo que a partir del 1 de junio reiniciarán algunas actividades sustantivas que tienen que ver con las ya publicadas, como minería, construcción, fabricación de equipo y de transporte.

Ese día también reiniciará la producción de cerveza, dijo en conferencia la titular del gobierno local.

Señaló que también se prevé reabrir algunos parques públicos para realizar actividades físicas al aire libre, pero se limitará la afluencia al 30 por ciento de su capacidad.

“Podremos salir a la calle con un porcentaje menor a la capacidad y deberá ser vigilado no solamente por el gobierno, sino también por los ciudadanos”, aseguró.

El regreso a clases, adelantó la funcionaria capitalina, será hasta agosto, una vez que el semáforo esté en color verde; mientras continuarán las clases a distancia.

En tanto, restaurantes, hoteles, cines y teatros, comenzarían a operar desde la mitad de junio, con una ocupación del 30 a 50 por ciento.

Sheinbaum dio a conocer las actividades que se reanudarían de acuerdo con el color del semáforo epidemiológico, los cuales serán rojo, naranja, amarillo y verde.

Fuente: El Financiero

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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