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La consola llega a su fin

La próxima generación de consolas será la última según el CEO de Ubisoft, y el hardware del lado del usuario dejará paso a una nueva generación de videojuegos basados en el streaming.

Al menos como las conocemos hoy en día. Y es que uno de los nombres más importantes de la industria del videojuego, Yves Guillemot, actual CEO de Ubisoft, ha apostillado que, tal como van las cosas, la próxima generación de consolas, que presumiblemente arrancará con la PS5 y la próxima Xbox, será la ultima que veamos, dando paso así a una nueva forma de consumir videojuegos que, en palabras del ejecutivo: «será beneficioso para la industria del triple AAA».

Las palabras del CEO de Ubisoft tienen mucho peso en la industria, puesto que tenemos que tener en cuenta que la compañía que preside es una de las más grandes del mundo y una de las más reconocidas a nivel internacional en términos de producción y distribuciónde juegos triple A: Assassin’s Creed, Far Cry, Splinter Cell, Prince of Persia, Rayman, Just Dance, Ghost Recon, Red Steel, Rainbow Six, Brothers in Arms, Watch Dogs, For Honor y las diferentes licencias de Tom Clancy’s son algunas de las franqucias de la compañía.

¿Y hacia donde virará el modelo del videojuego? Al streaming. Y es que a pesar de que hoy en día se vea complicado que los videojuegos en streaming por una cuestión puramente de infraestructura, con las declaraciones del CEO de Ubisoft estaríamos hablando de una plazo no inferior a diez años, puesto que si tenemos en cuenta la duración pendiente de la actual generación, que se estima en dos o tres años, y otros seis a siete adicionales para la próxima, la tecnología que hace posible el streaming será muy diferente a lo que tenemos disponible hoy en día, incluso en países no tan desarrollados:

No será necesario contar con un hardware potente en casa. Habrá una generación de consolas más y, después, todos estaremos en el streaming. – Yves Guillemot, CEO de Ubisoft

A las puertas del E3 2018 puede que las palabras de Guillemot puedan parece algo utópicas, pero visto los movimientos del triple A, que está próximo a llevar un juego del nivel de Resident Evil 7 a Switch, corriendo exclusivamente en la nube, no es para nada descabellado que, incluso antes de que termine la actual generación de consolas veamos una propuesta de cada una de las grandes consolas en este sentido.

Sony ya tiene su plataforma de PS Now, que básicamente es un servicio de streaming de videojuegos que, aunque actualmente solo muestre juegos de la anterior generación -y pese a solo estar disponibles en unos cuantos países- parece uno de los caminos a seguir. Microsoft, aunque no ofrece streaming como tal, tiene un servicio de «tarifa plana de juegos» y Nvidia, por ejemplo tiene un mix de ambas opciones: streaming y tarifa plana, que funciona de una forma más que aceptable.

Las declaraciones del CEO de Ubisoft no son las únicas de la industria. No es ningún secreto que casi todas las grandes quieren apostar por este modelo. Por un lado, se acaba con la piratería, por otro lado, controlan tanto el precio como el contenido de su plataforma, y por otra, se garantizan un pago recurrente de los usuarios que a día de hoy se enmascara bajo el coste de los servicios online de las consolas, a la vez que se cargan el mercado de segunda mano: un juego un usuario.

El futuro del streaming de videojuegos no puede suponer un retroceso de los «derechos» de los usuarios»
Si el futuro el streaming o no, tendremos que esperar. No tenemos la misma información que un peso pesado de la industria como Guillemot, pero desde el punto de vista del consumidor mucho tiene que cambiar. Una política de precios más flexible y un mayor control sobre el contenido por el que los usuarios pagan debería ser el pilar fundamental del futuro de los videojuegos. O al menos que el streaming no sea una mera exclusa, como ha sucedido en otras ocasiones, para subirnos el precio y recortarnos los derechos.

Microsoft coqueteo no ya con el streaming, pero si con la campaña de un juego un usuario, el siempre conectado y la transferencia limitada, y no le salió nada bien. El miedo, por tanto, es que el futuro del streaming nos traiga de vuelta la amenaza de las malas prácticas. Todo lo demás, es progreso. Y bienvenido sea.

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México

Pone ‘El Mayo’ ultimátum: me repatrian o el colapso

Ismael «El Mayo» Zambada, líder de Cártel de Sinaloa, exigió al Gobierno de México que reclame a Estados Unidos su repatriación porque, de no hacerlo, la relación entre los dos países sufrirá un «colapso».

Juan Manuel Delgado González, asesor jurídico de Zambada en México, confirmó que la petición fue presentado ayer en el Consulado General de México en Nueva York un escrito al que tuvo acceso Grupo Reforma y donde Zambada exige que lo defienda el gobierno.

Debe intervenir (el gobierno) a fin de que el presente asunto no resulte en un colapso en la relación bilateral entre ambos países, puesto que no se debe de perder de vista la irregular e ilegal manera en que el suscrito fui puesto a disposición de las autoridades de los Estados Unidos de América».

En julio del 2024, Zambada fue engañado por Joaquín Guzmán López, hijo de «El Chapo» Guzmán, fue secuestrado para llevarlo a Texas donde enfrenta cargos por delincuencia organizada, homicidio, narcotráfico en gran escala y lavado de dinero, entre otros.

En la solicitud de asistencia consular, el capo señala que si no se interviene en favor de sus derechos, políticos y funcionarios mexicanos también pueden ser secuestrados y trasladados ilegalmente al país vecino.

Por lo anterior, expresa que la respuesta del Estado mexicano «no es opcional», porque tiene la obligación ineludible de defenderlo.

«Si el Gobierno de México no actúa, el suscrito seré condenado a pena de muerte sin lugar a ninguna duda y además esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier gobierno extranjero pudiera de manera impune violentar nuestro territorio y soberanía, interviniendo para la detención de cualquier persona, incluso políticos o funcionarios del Gobierno, para ser trasladados a la jurisdicción norteamericana sin que nada suceda», manifiesta.

«Exijo y demando que el Estado mexicano cumpla con su obligación ineludible de intervenir de manera inmediata, contundente y sin margen de discrecionalidad para exigir formalmente a los Estados Unidos de América garantías y seguridades absolutas, plenas, vinculantes e irrevocables de que no se me impondrá ni se ejecutará la pena de muerte en su jurisdicción. Esta exigencia no es opcional, ni puede ser interpretada como una cuestión de oportunidad política o diplomática».

El documento firmado por Zambada advierte que, de no haber una exigencia categórica y formal de sus garantías, «constituiría una traición al sistema jurídico mexicano» y al deber del Estado de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, sin excepción alguna.

«En este contexto, en cuanto hace a mi asunto en particular, resulta una obligación del Estado Mexicano: presentar una protesta formal ante las autoridades estadounidenses, señalando la violación del Tratado (de México y Estados Unidos para prohibir los secuestros transfronterizos) y exigiendo el respeto a la soberanía mexicana y al debido proceso legal», señala.

Solicitar la repatriación inmediata de mi persona, argumentando que mi traslado fue ilegal y que cualquier proceso judicial en mi contra debe llevarse a cabo en México, conforme a las leyes nacionales y los acuerdos internacionales vigentes».

En una parte de su escrito, el líder del Cártel de Sinaloa requiere al Gobierno de México para que pida a los estadounidenses un informe detallado de las circunstancias de su secuestro y traslado, identificando quiénes permitieron su entrada a la Unión Americana y bajo qué base legal.

También, que le informen la identidad de las personas involucradas en su traslado, tanto del lado estadounidense como del lado mexicano.

La razón por la que alega que el Gobierno federal debe exigir la cancelación del proceso al que está sometido en Nueva York, es precisamente porque el procedimiento tiene como origen su secuestro y traslado ilegal a la Unión Americana.

«Esta exigencia no es una cuestión discrecional ni sujeta a consideraciones políticas o diplomáticas», dice.

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