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Opinión

La cumbre de los votos. Por Caleb Ordoñez T.

Un hiperpolitizado 2023 arrancó de forma agresiva en todos los sentidos. La visita de Joe Biden a nuestro país provocó un terremoto que cimbró a los cárteles de la droga, buscando despedazar la idea del vínculo entre el gobierno federal y el poderoso cártel de Sinaloa. Es obvio que la detención del hijo del Chapo ha sido un gesto de reconciliación para el socio comercial más importante de México.

A pesar de dicha entrega, el presidente López Obrador ha matizado las primeras reuniones con su homólogo para demostrar o posicionar su liderazgo latinoamericano -el cual ha sostenido durante los últimos cuatro años-. El mexicano ha sido tajante, y hasta violento, para desafiar al estadounidense por el “abandono” y hasta “desprecio” que han sufrido las naciones latinas por parte del gobierno de Estados Unidos.

Reclamos que asombraron al invitado, que no se quedó callado y reviró las quejas, señalando que Estados Unidos es el mayor involucrado en tareas de ayuda en la zona. Además, se refirió -recriminando a la llamada 4T- a los 100,000 estadounidenses que han muerto por la “plaga del fentanilo”, la popular droga que ingresa por la frontera de México, elemento con el que “fabricaba” drogas el hoy preso Ovidio Guzmán.

Las tensiones que han tenido entre mandatarios han sido constantes y esta reunión bilateral se convirtió en una especie de catarsis, para mostrar a la luz las diferencias puntuales que tienen referentes a la migración, política y trasiego de drogas.

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Opinión

¿No está solo? No… Está perfectamente rodeado. Por Lic. Jacques A. Jacquez

Gritar “¡no está solo!” se ha vuelto el conjuro preferido de Morena para blindar a cualquiera de los suyos señalado por corrupción, abuso de poder o desvíos. Pero en el caso del tabasqueño Adán Augusto López, el coro suena más a autoengaño que a respaldo.

Porque, ¿quién lo acusa? ¿La oposición? No. Quienes hoy investigan y señalan al exsecretario de Seguridad, Hernán Bermúdez -pieza del pasado gobierno tabasqueño, morenista y obradorista- no son enemigos externos. Son sus propios compañeros de movimiento.

El gobernador Javier May, emanado de la 4T, y el actual secretario general de Gobierno -nada menos que el hermano del expresidente López Obrador- han hecho públicas sus sospechas. Este último incluso soltó sin rodeos: “ya está saliendo a flote la podredumbre”. Palabras mayores, viniendo desde dentro.

Entonces, ¿a quién va dirigido ese “no está solo”? ¿Contra quién se defienden? ¿Del mismo gobierno que ayudaron a construir? ¿Del partido que fundaron? Hay algo profundamente contradictorio -rayando en lo esquizofrénico- en blindar a alguien frente a acusaciones que vienen del propio bando.

Lo que presenciamos es un canibalismo político que devora a quienes alguna vez afirmaron “no somos iguales” y que recuerda al PRD en sus últimos días. Morena, que se vendió como regeneración, hoy se consume a sí misma con una velocidad inédita. Ya no necesita enemigos: se despedaza desde adentro.

Así que no, no está solo. Está perfectamente acompañado… por quienes hoy le pasan la factura.

Y Adán Augusto no es el único. La lupa también está sobre otros morenistas que no forman parte del grupo cercano a Claudia Sheinbaum. En esta nueva etapa de la 4T, las diferencias internas no solo se notan: se castigan.

Porque no, tampoco están solos quienes pasean por Tokio, Lisboa o Madrid. Como bien advierte Salvador García Soto, hay un “ojo rubio” que los sigue. Y no es metáfora: se trata del ojo de Marco Rubio y del aparato de inteligencia del gobierno de EE. UU., que parece tener en la mira a varios miembros de la cúpula morenista. No son turistas quienes los exhiben, sino lentes profesionales que captan diputados, secretarios y familiares presidenciales en sus rutas de lujo. Monreal, Mario Delgado, Andy López. Todos espiados, todos expuestos.

Y todos -dato clave- fuera del círculo íntimo de la presidenta. Ninguno de ellos pertenece a su equipo político. Todos, en cambio, forman parte del lopezobradorismo duro que aún disputa el control del movimiento. ¿Coincidencia?

Tampoco está solo Adán Augusto, cuya operación con la Barredora genera más sospechas que consensos. A él también lo siguen, también lo exhiben. Y en el trasfondo de esa vigilancia, no solo aparece un ojo extranjero… también uno muy local. Porque además del ojo rubio, muchos ven en Omar García Harfuch -hoy pieza clave del círculo presidencial- al ejecutor silencioso de una vigilancia interna disfrazada de disciplina política.

Así que no, no están solos. Pero no están protegidos. Están perfectamente rodeados… por los que hoy gobiernan y ya decidieron quién sí y quién no cabe en la nueva era de la 4T.

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