El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) da a conocer a través de la Coordinación de Salud Reproductiva que tanto el embarazo, el parto y la llegada de un bebé son momentos importantes para una familia, pero traen consigo cambios fuertes no solo en el estilo de vida de los padres sino también en la fisiología de la mujer y más aún si se trata de madres primerizas.
Por esta razón, es muy probable que la mujer experimente algún tipo de depresión en las primeras semanas después del parto o hasta un año más tarde.
El Seguro Social preocupado siempre por la salud de las madres informa que la depresión se manifiesta a través de los mismos síntomas que otra depresión presentada en cualquier momento de la vida.
Algunos síntomas son:
* Agitación e irritabilidad.
* Cambios en el apetito.
* Sentimiento de inutilidad o culpa.
* Sentirse retraída o desconectada.
* Falta de placer o interés en todas o en la mayoría de las actividades.
* Pérdida de la concentración y energía.
* Problemas para realizar las tareas en el hogar o el trabajo.
* Ansiedad considerable.
* Pensamientos de muerte o suicidio.
* Dificultad para dormir.
Una madre con depresión posparto también puede:
* Ser incapaz de cuidar de sí misma o de su bebé.
* Sentir temor de quedarse sola con el bebé.
* Tener sentimientos negativos hacia el bebé o incluso pensar en hacerle daño (aunque estos sentimientos son aterradores, casi nunca se materializan).
* Usted debe comentarle al médico al respecto inmediatamente.
* Preocuparse intensamente por el bebé o tener poco interés en él.
Todos estos cambios en la madre se deben a una producción en exceso de una hormona que regula los niveles de estrés (progesterona) que luego de dar a luz los niveles de la misma descienden considerablemente. Obviamente, esta idea no desecha otros posibles factores como: el cambio que presupone convertirse en madre, sentir que no se tiene el apoyo suficiente, tener un parto difícil o poseer antecedentes de depresión.
Cuando una mujer experimenta estos síntomas es esencial que pueda compartir lo que siente con otras personas cercanas, sin el temor de sentirse repudiada o valorada.
De la misma forma, quienes la rodean, deben expresarle su cariño y apoyo, sin presionarla demasiado en su rol de madre. Debemos recordar que no todos reaccionamos de la misma manera ante los cambios y que, en muchas ocasiones, la biología también desempeña su papel.
Pero es de suma importancia que en primer término, la mujer comparta estos síntomas con su médico familiar para que éste, determine si requiere ver a la psicóloga y pueda darle un tratamiento donde mejore su vida durante este proceso.
Por ello, el Instituto invita a todas las mujeres embarazadas a seguir con sus visitas periódicas en su Unidad de Medicina Familiar (UMF), con la finalidad de que se establezca un vínculo de respeto y ayuda entre el médico y paciente.
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