El fenómeno del suicidio está ligado a las enfermedades mentales, así de tajante. Y es que entre el 75% y el 90% de las personas que lo han consumado padecían, en su mayoría, depresión. Es por eso que debemos estar alertas a los síntomas. Puede pasar a cualquiera, alguien cercano, joven o mayor, adulto o niño. ¡A cualquiera!
De acuerdo con información de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en México, el 15% de la población presenta esta enfermedad, aunque la cifra puede ser mayor, pues muchos de los casos no son diagnosticados –la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que a nivel mundial existen por lo menos 300 millones de personas afectadas-.
La organización agrega que este trastorno conforma la primera causa de discapacidad a nivel mundial. Y en México, expertos señalan que representa la primera causa de discapacidad en hombres y la novena en mujeres. Asimismo, un estudio realizado por la OMS revela que, entre 2016 y 2030, este trastorno será responsable de la pérdida de un billón de dólares anuales debido a su facultad discapacitante.
¿Cómo identifica a una persona deprimida?
Sus síntomas más prevalentes son:
Un estado de ánimo triste con una sensación interna de vacío
Pérdida de placer en las actividades diarias
Constante sentimiento de culpa, inutilidad o una gran fatiga
Cambios visibles en los horarios de sueño y en el apetito
Cambio de ritmo en las actividades diarias
Las personas con depresión por lo general son poco expresivas, poco activas (algunas nunca salen de casa), su ritmo es lento y se muestran con muy poca energía. Pero, sin duda, el síntoma más preocupante de esta enfermedad es la ideación suicida.
La “depresión sonriente”, síntomas velados que pueden llevar al suicidio
No todas las personas con depresión son como las pintan. Algunas de ellas muestran una expresión emocional y una conducta totalmente opuestas: se mantienen sonrientes y activas la mayor parte del tiempo, algunas incluso llevan una vida funcional. A este fenómeno se le conoce como “depresión sonriente”.
No es un diagnóstico reconocido por el DSM-V, ni tampoco corresponde al diagnóstico de depresión atípica. El término fue empleado por la OMS y lo describe como una depresión con síntomas que dificultan su diagnóstico, pues no corresponden a lo que se sabe sobre la enfermedad.
Ésta es peligrosa, ya que no muestra señales que evidencien su presencia, por lo que los seres queridos de la persona no se acercan para brindarle apoyo al pensar que “no lo necesita”.
Es usual que aquellos que la padecen no busquen tratamiento psiquiátrico a tiempo, pues tienden a callar lo que están viviendo. Esto podría explicar en parte por qué los pacientes con depresión pueden llegar a vivir hasta 15 años sin saber de su enfermedad.
Quienes ocultan su depresión también sufren más que quienes no lo hacen, pues, además de todo el malestar que conlleva la enfermedad, invierten grandes cantidades de energía para dar una imagen que no corresponde con lo que sienten por dentro. Además, al ser personas activas, es más probable que lleguen a consumar el suicidio que una persona con una depresión común, quien tiene una energía más baja, hasta para llevar a cabo este acto.
¿Qué es lo que lleva a alguien a ocultar su depresión?
La principal razón es el estigma que se tiene sobre las enfermedades mentales. Asimismo, la mayoría de la gente busca cumplir con la ahora tan valorada expectativa social de “ser o mostrarse feliz” todo el tiempo, ambiente que dificulta mostrar la tristeza y donde se puede llegar a verla como signo de “debilidad”. También hay quienes tienen dificultad en identificar sus estados de ánimo.
Afortunadamente, este estado sólo se puede fingir hasta un límite. Algunas actitudes que pueden señalar la presencia de una depresión oculta son:
Expresión de la alegría de manera exagerada
Dependencia emocional hacia una persona y necesidad muy grande de aceptación
Poner excusas para no ir a eventos sociales
Si reconoces algunos de estos síntomas en ti o en alguna persona conocida, es importante que soliciten la ayuda y evaluación de un profesional para poder tratarlo a tiempo, evitando una discapacidad más compleja o un posible suicidio.
Fuente: Radio Fórmula