La tercera encuesta llegó a su fin, pero la pelea por la dirigencia de Morena aún termina: Mario Delgado fue declarado ganador del ejercicio organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), pero Porfirio Muñoz Ledo ya advirtió: “No nos han ganado”.
El obligado relevo a la presidencia nacional y secretaría general de Morena –los cargos más importantes al interior del partido fundado por Andrés Manuel López Obrador– cerró su más reciente episodio con dos encuestas que favorecieron al veterano político, cada vez con menos margen, y con una final que lo colocó muy por debajo de su coordinador parlamentario, pero con un saldo de acusaciones de conspiración, corrupción y acoso sexual, así como denuncias penales por supuesto uso ilegal de recursos para promover la imagen de ambos contendientes.
El INE –obligado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)– encomendó a empresas la tarea de realizar encuestas para el cambio de batuta en el partido guinda que por años lo postergó en medio de los jaloneos de Yeidckol Polevnsky y de quienes buscaban relevarla y quien la cedió también por determinación de la misma autoridad electoral.
La medición fue realizada por las encuestadoras Parametría, Demotecnia 2.0, y Covarrubias y Asociados, que dieron un 58.6% de las preferencias a Delgado y 41.4% a Muñoz Ledo, que a lo largo y hasta el final del proceso ha criticado este método: “Estas encuestas son hechas por compañías privadas y al margen de la ley, siempre protestamos contra ellas, porque significaban el triunfo del dinero sobre los principios”, fue el más reciente ataque que lanzó al ejercicio que el mismo presidente López Obrador pidió para concretar el cambio partidista desde hace más de un año.
Del otro polo, el político al que la encuesta definitiva favoreció celebró el método como un avance en la democracia no solo de Morena sino para todos partidos existentes. “Somos el único partido que ha puesto una decisión tan importante en manos de la población”, dijo en un mensaje en redes sociales en el que celebró los resultados y agradeció al INE por dirigir este “proceso inédito”.
Estas contraposiciones son solo las últimas en el poco más de un mes en el que se realizaron las tres encuestas, la primera de ellas para filtrar a 12 perfiles de entre los 97 que se postularon para la presidencia nacional y secretaría general del partido; la segunda, de la que supuestamente saldrían los dos ganadores, pero que derivó en un empate técnico por una diferencia de 0.5 puntos de Mario Delgado debajo de Porfirio Muñoz Ledo, cuya compañera de fórmula, la senadora Citlali Hernández, sí se alzó con el triunfo, y finalmente la tercera, que ya aumentó la confrontación, pese a que se declaró a un ganador.
A lo largo de ese mismo periodo, las acusaciones entre los dos diputados Delgado y Muñoz Ledo, identificados en las alas moderadas y duras del partido, respectivamente, escalaron. El expresidente del PRD y del PRI acusó a su contrincante de ser el candidato del “dinero”, de negociar candidaturas para el próximo periodo electoral a cambio de apoyo y hasta formar parte de un plan para desplazar de facto al presidente Andrés Manuel López Obrador y dar más poder al canciller Marcelo Ebrard, quien es considerado el padrino político de Delgado.
Mientras que el exsecretario de Educación de la capital acusó a Muñoz Ledo de intentar un “golpe de Estado” al interior de Morena cuando se declaró ganador tras los resultados de la segunda encuesta, de crear cortinas de humo para tapar las acusaciones de acoso sexual en su contra y que frustraron su intento de asumir simbólicamente la presidencia del partido, y hasta de ser una especie de opositor de López Obrador, en alusión a las abiertas críticas que ha lanzado el experimentado político a las decisiones del gobierno federal, la mayoría de veces en materia de migración. “Porfirio puede en cualquier momento desconocer a nuestro presidente o hasta atacarlo por su convicción democrática”, dijo Delgado en los últimos días.
Aunque la figura del político tabasqueño ha sido usada por ambos para su causa, el político que creó el partido que lo llevó a la Presidencia de la República públicamente se mantuvo al margen del proceso, sin pronunciarse a favor de ninguno y, a lo más, llamando a concretar el relevo de la organización que en solo seis años que lleva oficialmente como instituto se hizo ya de la mayoría en el Congreso de la Unión y de siete gubernaturas.
El paso atrás de la figura más visible de Morena no impidió que en la recta final otras se alinearan al proyecto de Delgado, es el caso del politólogo Gibrán Ramírez, cuyo recurso legal, sumado al de otros morenistas, perfilaron un proyecto en el TEPJF que planteaba tirar la encuesta, pero que al final no prosperó, y Yeidckol Polevnsky, quien también impugnó los resultados del ejercicio, pero que en las últimas horas aceptó el llamado de sumar fuerzas tras los “nada alentadores” resultados de las elecciones locales en Hidalgo y Coahuila y de cara a las federales 2021.
Fuente: Expansión