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La histeria de Miguel Herrera se propaga

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Los arranques del director técnico de la Selección Mexicana son una parte del conflicto que lastima el desempeño del equipo, según Efraín Flores. “Uno debe controlar sus emociones como entrenador, y si esto no pasa, ¿cómo le podemos exigir a los jugadores que lo hagan? Lo primero que se tiene que hacer es hablar con el cuerpo técnico, con los jugadores y superar lo pasado”, dice quien dirigió al representativo nacional después de la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010.

Para Jesús Ramírez, la concentración debe ser parte de la estrategia para plantear un partido. “México debe estar más atento, aprovechar la pelota. Está yendo tanto al ataque, tanto a buscar el partido, que queda desbalanceado”.

De acuerdo con el entrenador campeón del mundo con la Selección nacional Sub-17 en 2005, el conjunto de Miguel Herrera debería tener la paciencia que tienen sus rivales para ir al frente. La “obligación” de atacar que tiene el combinado “lleva a los muchachos a hacer cosas que desequilibran al equipo”, agrega.

A pesar de que se reservó un buen grupo de futbolistas para encarar exclusivamente la Copa Oro, México vive un mal momento, el cual se generó desde lo ocurrido durante su participación en Copa América, según los especialistas. El domingo deberá medirse contra Costa Rica en los cuartos de final del torneo de la Concacaf y la confianza en los representantes mexicanos ha decaído. En el duelo de preparación contra los ticos se logró empatar el juego, el cual terminó 2-2 (27/06/2015).

Efraín Flores dice que a nivel individual, los jugadores de Miguel Herrera no están en el mejor momento y eso repercute en el grupo, dejándolo vulnerable sobre todo en la parte baja de la cancha. “Me parece una Selección al 60 o 70 por ciento de su capacidad (…) Tendrían que haber ganado los tres partidos, pero ha hecho falta corregir más rápidamente los errores que se han cometido”.

El equipo mexicano registró su peor participación en la fase grupal de la Copa Oro. Avanzó en segundo lugar del Grupo C, detrás de Trinidad y Tobago. Las veces que la escuadra avanzó como sublíder de sector (1991, 2007, 2013) ha sido incapaz de quedarse con el trofeo de la competencia.

Ramírez asegura que tanto Herrera como sus dirigidos viven un momento de mucha presión que procurarán romper. Sin embargo, “el equipo tiene que empezar a consolidarse porque hay jóvenes con experiencia y es el momento para enseñarla. No se deben sorprender. Es parte de esto”, opina el director técnico. Además, sostiene que la única forma de cambiarle el rostro al conjunto es a través de la modificación del aspecto anímico. “Antes de vencer al rival se debe tener la tranquilidad de que se puede hacer. Los estados mentales son para mí el punto más importante”.

Contrario a la opinión de Ramírez, Flores no confía tanto en la cuestión mental. “Por más que se quiera involucrar la parte sicológica, si no viene precedida de un trabajo en la cancha importante, no funcionará. El jugador no es un niño al que puedas convencer nada más con palabras, es importante acompañarlas con hechos y trabajo en el campo”.

El Economista

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Joshua impone jerarquía y detiene a Jake Paul en una pelea que dividió al boxeo

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Anthony Joshua dejó en claro la diferencia entre un excampeón mundial y una celebridad convertida en boxeador. El británico venció por nocaut técnico a Jake Paul en el sexto asalto de un combate de peso completo celebrado la noche del viernes en Miami, una pelea que desde su anuncio generó polémica por el contraste de experiencia, tamaño y trayectoria entre ambos contendientes.
El enfrentamiento, pactado a ocho rounds profesionales, despertó críticas por los riesgos que implicaba para Paul, quien llegó con marca de 12 triunfos y una derrota frente a Joshua, dos veces campeón del mundo y con récord de 28 victorias y cuatro caídas. Sin embargo, contra la mayoría de los pronósticos, el estadounidense resistió más de lo esperado y logró extender la contienda hasta bien entrada la segunda mitad.
Desde el inicio, Paul optó por el movimiento constante y el amarre, una estrategia evidente para consumir tiempo y evitar los golpes de poder del británico. Joshua, por momentos impreciso y visiblemente frustrado, tardó en encontrar su distancia, aunque poco a poco fue imponiendo su físico y su alcance.
En el quinto episodio llegaron los primeros momentos realmente críticos para Paul. Joshua conectó combinaciones más limpias, provocó dos caídas y estuvo cerca de finalizar el combate, aunque su rival logró sobrevivir con esfuerzo y algo de teatralidad, incluso recurriendo a gestos provocadores hacia el británico.
El desenlace llegó en el sexto round. Joshua salió decidido, conectó una derecha contundente que envió a Paul a la lona y, tras reincorporarse en evidente mal estado, el estadounidense recibió un uppercut y una nueva derecha al mentón que obligaron al réferi a detener la pelea. Paul terminó con el labio inferior partido, pero consciente y sonriente, reconociendo el cierre inevitable.
Más allá del resultado, el combate dejó sensaciones encontradas. Para Joshua, la victoria confirmó su superioridad sin que el análisis técnico vaya mucho más allá. Para Paul, haber llegado al sexto asalto frente a un peso completo de élite fue visto por algunos como una muestra de valentía y por otros como una peligrosa puesta en escena.
El debate sobre este tipo de cruces seguirá abierto, pero en el ring no hubo discusión. La experiencia y el poder de Anthony Joshua marcaron el final.

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