El trauma nacional en Estados Unidos ocasionado por la masacre de 20 niños y seis adultos en la escuela primaria Sandy Hook provocó un debate nacional emotivo y feroz sobre el control de armas. Unos meses después, el esfuerzo encabezado por el presidente Barack Obama para lograr límites más estrictos no fue suficiente en el Congreso.
Durante el verano, el tema se desvaneció casi en su totalidad y fue reemplazado por revelaciones preocupantes sobre fugas en la seguridad nacional y la vigilancia en EU, violentos disturbios políticos en Egipto y el supuesto uso de armas químicas en Siria, así como una discusión por el presupuesto federal.
Sin embargo, un hombre armado de 34 años de edad acabaría con la calma del verano este lunes cuando mató a 13 personas que se encontraban dentro de un complejo naval de Washington.
“¿Cuándo será suficiente?”, dijo el senador Jay Rockefeller. «Los estadounidenses se están familiarizando demasiado con esta violencia trágica. Estos incidentes demandan nuestra atención”, agregó.
“El Congreso debe actuar”, coincidió el representante Mike Thompson. Sin embargo, si el año pasado la masacre en un salón de primer grado no sirvió como catalizador para que el Congreso exigiera verificaciones de antecedentes más amplios para quien porta una arma, ¿por qué este último incidente llevaría el debate más allá de la retórica?
El senador Joe Manchin, quien aún busca los cinco votos necesarios para que se aprueben medidas más extensas en la verificación de antecedentes que no se logró aprobar en primavera, dijo a Dana Bash, de CNN, que no creía que este tiroteo tuviera un impacto en la legislación.
Una respuesta más restringida
Obama, quien lloró en público el día de la tragedia en la escuela de Newton, asintió ligeramente este lunes ante lo que parece ser una tendencia creciente de este tipo de tragedias. “Así que nos enfrentamos de nuevo a una matanza masiva”, dijo. “Y hoy sucedió dentro de una instalación militar en la capital de nuestro país”.
“Si bien es una triste verdad que Estados Unidos parece experimentar estas matanzas con demasiada frecuencia, no dejan de ser horripilantes”, dijo este martes el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, al ser cuestionado sobre las distintas reacciones públicas de Obama. El portavoz dijo que lo ocurrido en Newton era particularmente horripilante porque muchas de las víctimas eran niños.
Tras el incidente en la capital estadounidense surge la pregunta sobre si se reavivará el debate legislativo de control de armas. El representante Steny Hoyer, el segundo Demócrata de la Cámara, cree que el tiroteo del Complejo Naval reavivará el debate, aunque argumentó que grupos externos que se oponen a nuevas restricciones hacen que no sea probable que el Congreso apruebe nuevas leyes.
Dave Kopel, profesor adjunto de la escuela de leyes de la Universidad de Denver, dijo que duda que este último tiroteo impacte a EU en la misma manera que lo hizo Newton. Hasta diciembre, Obama se mantuvo lejos del control de armas en general, por lo que su decisión de hacer una serie de propuestas por primera vez, sin duda alimentó el debate después de Newton. “Pero eso solo puede hacerse una vez”, dijo.
Una oportunidad potencial
El senador Richard Blumenthal de Connecticut dijo que está convencido de que la matanza en la base de la Marina es un incidente que presenta un nuevo argumento de debate sobre la salud mental. “Hagamos de la salud mental un tema central en la renovación y refuerzo de nuestro esfuerzo por detener la violencia con armas. Combinemos las verificaciones de antecedentes con otras medidas de sentido común”, dijo Blumenthal en el Senado.
El culpable en el tiroteo de Washington, Aaron Alexis, había tenido contacto reciente con dos hospitales para veteranos aparentemente por problemas psicológicos y había mostrado señales de tener problemas mentales. Su padre dijo que sufría de estrés postraumático después de haber trabajado en las labores de rescate del 11 de septiembre.
Las encuestas más recientes indican que más de la mitad de los estadounidenses en todo el país piensan que las leyes sobre el control de armas deben de ser más estrictas. El 51% de los estadounidenses está a favor de una regulación más estricta, mientras que el 47% prefiere que las leyes se mantengan como están o que sean menos estrictas, de acuerdo con una encuesta realizada por la cadena de televisión estadounidense CBS y el New York Times a principios de junio.
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