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Resto del mundo

La Perestroika que revolucionó a la Unión Soviética

El exlíder soviético Mijail Gorbachov, considerado padre de la Perestroika, puso fin al comunismo y sentó las bases de la actual Rusia.

Rusia ‘nació’ a partir del movimiento Perestroika, impulsado por Mijail Gorbachov, el líder soviético que este 30 de agosto falleció a los 91 años en un hospital de Moscú.

Gorbachov fue jefe de Estado de la Unión Soviética de 1988 a 1991, y en ese lapso consolidó una serie de cambios del sistema económico y social para disolver la Unión Soviética.

De hecho, la reestructuración tuvo su origen formal a partir de abril de 1985, cuando Gorbachov se convirtió en el más alto líder soviético.

A su llegada, propuso ante el Congreso del partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) implementar medidas radicales para contrarrestar los daños casi irreparables que la economía y la sociedad padecía en ese momento.

La característica principal de la Perestroika fue conocida como “glasnost”, expresión de origen ruso que podría traducirse como “transparencia” o “franqueza” de expresión.

A pesar de su salida del gobierno, los cambios eran prácticamente irreversibles, en particular en el aspecto económico: la estructura bancaria, la moneda y los sistemas de producción cambiaron.

Adicionalmente, su proyecto impulso otros cambios como el reconocimiento de los derechos humanos, lo que ocurrió más adelante, en 1998.

Pero también se produjo un efecto político e ideológico que fue el que mayor oposición enfrentó, ya que propuso que las repúblicas dependientes de las URSS pudieran autogobernarse.

En respuesta, los dirigentes soviéticos opositores a su gobierno fraguaron un golpe de estado para frenar los cambios; no obstante, las repúblicas empezaron a independizarse, como ejemplo de ello es el actual conflicto que padecen Rusia y Ucrania.

Fuente: publimetro

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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