La muerte de la reina Isabel II es “un momento muy difícil” para el país, indicó la primera ministra británica, Liz Truss, que admitió que gestionarlo fue un desafío para su nuevo gobierno.
Truss asumió el cargo apenas dos días antes de que la reina muriera el 8 de septiembre, y los primeros días de su mandato se dedicaron a actos de homenaje y al funeral de la monarca británica que más tiempo ha reinado.
Truss tuvo que dejar a un lado temporalmente sus planes de gobierno ydijo estar “centrada en asegurarnos de que el país guarda duelo por su fallecida majestad y da la bienvenida al rey Carlos”.
“Ha sido un periodo trascendental y un periodo de mucho dolor y tristeza en Reino Unido, y creo que han visto una enorme muestra de afecto y amor por su fallecida majestad, así como un enorme cariño hacia el rey Carlos III”, dijo Truss a la prensa el lunes por la noche, mientras viajaba a Nueva York para asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas.
Truss ganó un proceso interno del Partido Conservador el 5 de septiembre y la reina la nombró primera ministra al día siguiente en el Castillo de Balmoral. Isabel murió en su amada finca de Balmoral, en Escocia, a los 96 años.
Tras la muerte de la reina, la nueva primera ministra tuvo que dejar en suspenso sus planes de gobierno durante 10 días de luto nacional. La mandataria dijo haber recibido un “enorme apoyo” de funcionarios, personal de palacio y las fuerzas armadas, que pusieron en práctica los planes preparados desde hacía tiempo para el fallecimiento de la monarca y los actos posteriores.
“Para lo que fue un momento muy difícil para nuestro país, la forma en la que se gestionó fue magnífica”, señaló.
La vida política británica, que se detuvo para los actos fúnebres, se reanudaría esta semana. Truss pasaría dos días en Naciones Unidas tratando de tender puentes y reforzar el apoyo occidental para Ucrania.
Después el viernes, el jefe del Tesoro británico, Kwasi Kwarteng, tenía previsto hacer una presentaciónpresupuestaria de emergencia con detalles sobre cómo piensa abordar el gobierno los precios disparados de la energía y la creciente inflación.