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La verdadera historia entre Cristian Castro y Luis Miguel

Amigos y rivales: así fueron Luis Miguel y Cristian Castro a inicios de los 90 y en el tercer capítulo de la temporada 2 de la serie de Luis Miguel, en Netflix, pudimos ver mejor cómo El Sol se sentía súper irritado de que otro artista opacara su brillo, aunque fuera por pocas semanas.

Como ya habrás adivinado, el famosísimo Cris Valdés de Luis Miguel, la serie 2 es nada más y nada menos que Cristian Castro en 1992, cuando lanzó su primer álbum Agua Nueva en la que venía el éxito “No Podrás”, una de las rolas noventeras que siguen sonando 30 años después (ni vengas a hacerte el que no se la sabe y que canta a todo pulmón: ‘No podrááás, olvidaaaar, que te amééé, como yo nunca imaginé’, es más, apuesto a que leíste cantando este párrafo). En este álbum también participó ‘Kiko’ Cibrián.

En la serie, podemos ver que a Luis Miguel realmente le molestaba que otra persona tuviera tanto éxito como él y esto fue lo que sucedió en 1992, cuando nuestro Sol de toda la vida preparaba su álbum Aries, que finalmente lanzó al año siguiente.

¿Cristian Castro y Luis Miguel eran amigos?

Cristian Castro llegó a opacar a Luis Miguel en las listas de popularidad cuando se lanzó como cantante (Getty Images)

Cristian Castro llegó a opacar a Luis Miguel en las listas de popularidad cuando se lanzó como cantante (Getty Images)

 

Cristian Castro ha dicho en algunas entrevistas que sí, que él y Luis Miguel eran amigos, que incluso iban salían a divertirse juntos (cosa que no hemos visto en la serie de Netflix).

En un programa argentino llamado Podemos hablar, en una entrevista de 2019, Cristian Castro explica que la razón por la que se distanciaron fue por una chica que a ambos les gustaba: Daisy Fuentes.

Daisy y Cristian tenían una relación cuando Luis Miguel “se metió” y comenzó a cortejar a la modelo cubanoestadounidense. A inicios de los 90 ella fue una de las primeras caras conocidas de MTV Latinoamérica.

“No somos amigos porque él no ha querido realmente. Fuimos amigos en un momento muy lindo donde íbamos a andar en jet ski la verdad me decepcionó un poco su personalidad, yo estaba saliendo con una chica que se llama Daisy Fuentes, la verdad que me decepcionó un poco porque vino un poco a meterse. Eso fue lo que nos distanció”, dijo en el programa argentino

 

Cristian Castro aseguró que Daisy Fuentes le contaba que Luis Miguel la llamaba, hasta que él le dijo que “probara salir” con El Sol. El que tendría que estar molesto vendría siendo yo. A partir de ahí él se hace el ofendido cundo yo realmente soy el que tengo la ropa en casa de Daisy”, dijo.

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Revive la espectacular inauguración de los juegos olímpicos de Paris 2024

Con el Sena como escenario y el espectáculo aguado por la lluvia, París 2024 repasó los hitos de la historia de Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.

El espectáculo concebido por Thomas Jolly se dividió en doce segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de Grecia, desde el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.

La inspiración de ‘La vie en rose’ primero y Lady Gaga después, con un número de cabaret, fueron la primera gran actuación musical, antes de llegar entre acrobacias a la zona de la catedral de Notre-Dame (aún cerrada por la restauración del incendio que sufrió en 2019), con un guiño a la literatura de Victor Hugo y a su popular personaje Quasimodo.

‘Los miserables’, ‘La libertad guiando al pueblo’ y ‘La Gioconda’ -que a pesar de ser el cuadro mejor custodiado del Louvre, llegó a manos de los minions de la saga ‘Despicable Me’- fueron otras obras artísticas icónicas de la cultura francesa que tuvieron sus momentos de protagonismo a medida que el desfile cruzaba la ciudad.

Fue al paso del encapuchado (de aspecto similar al protagonista de la saga de videojuegos Assassin’s Creed) con la llama por la Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, cuando sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución francesa.

La voz de Marina Viotti y el grupo metalero Gojira se encargaron de recordar la ira del pueblo con la canción revolucionaria ‘Ah, ça ira’, en uno de los momentos más vibrantes del espectáculo.

La lírica la puso después la ópera ‘Carmen’, del francés Georges Bizet, y también la mezzosoprano Axelle Saint-Cirel al cantar el himno de Francia, ‘La marsellesa’, desde el tejado del imponente Grand Palais, que ha sido restaurado para poder acoger varias de las pruebas olímpicas de París 2024.

Ese momento solemne se aprovechó para homenajear a grandes mujeres de la historia, como la escritora e icono feminista Simone de Beauvoir, la política Simone Veil (que impulsó la legalización del aborto en Francia), la cineasta Alice Guy o la pionera del deporte femenino Alice Milliat.

La moda, el cine y la francofonía

La lengua de Molière también tuvo su espacio con la actuación de la franco-maliense Aya Nakamura (la artista más escuchada actualmente en francés en todo el mundo), que interpretó dos de sus grandes éxitos acompañada por la Guardia Republicana ante el Instituto de Francia.

La moda, con un desfile de talentos emergentes -para no olvidar que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura- , y un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière fueron otros pasajes destacados de la noche.

Más internacional fue el capítulo dedicado a Europa al ritmo de ‘The Final Countdown’ (del grupo sueco Europe) y el mensaje de paz que lanzó desde una isleta artificial la cantante Juliette Armanet con una versión de ‘Imagine’.

Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a galope sobre el agua -cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero- sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo moderno, que también tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de Coubertin.

Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico, los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Emmanuel Macron.

El encapuchado con la llama llegó justo después, para entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la entregó al tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.

Fueron finalmente los franceses Marie Jose Perec y Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad neurológica que padece.

https://www.youtube.com/live/S7_0QuGodtE?si=4UG224KKUr8y0R5b

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