Conecta con nosotros

Opinión

La vida no se acaba al tropezar por Cari Hernández

No sé si alguna vez les ha pasado que por las circunstancias de la vida tienes tantos problemas y les es muy difícil pensar que ésta se va a arreglar o va a salir bien, que las cosas están tan torcidas, que perdiste un trabajo, que terminaste con “el amor de tu vida…”, que te peleaste con tu familia o tus amigos y que por más que buscas luz o que buscas una salida, no aparece ese maldito consuelo, ni se abre una puerta ni encuentras los apoyos necesarios; así que lo mas fácil de hacer es tirarte al suelo, ponerte la capucha de la sudadera en la cabeza y decides ponerte en “modo: depresión”.

La realidad es que esa es la salida mas fácil y mas común para la mayoría de nosotros, porque como sentimos que ya nos pasó lo peor que nos podía pasar en la vida, no tiene caso levantarte por las mañanas, ni hablar con tus amigos, volver a amar a alguien y mucho menos salir a sonreírle a la vida……….. ¿¿¿Cuál es el caso???.

Pensando un poco en esto, siento darte esta mala noticia pero creo que hay 2 verdades enormes al respecto: primera, “lo que te esta pasando no es lo peor que te puede pasar en la vida”, ni será la ultima cosa mala que te suceda, la vida funciona a base de momentos y lecciones y por mas que queramos no existe un modo a prueba de sufrimientos ni a prueba de fallos. Siento decirte que te mintió algún vendedor porque la vida no es perfecta (si piensas que perfección es que todo sea color de rosa) y falta mucho dolor por vivir, muchas decepciones, fracasos y pruebas.

Así que si un día te escuchas diciendo “Es lo peor que me pudo haber pasado”, mírate en el espejo, respira hondo y di…….. ¡No seas estúpido!, esto no es nada, hay personas que están peor.

Yo sé que esto se puede escuchar algo fatalista pero la realidad es que es importante tenerlo en cuenta porque la verdad es que muchas veces la vida nos va a dar unas revolcadas espantosas y de lo que se trata es de levantarse, limpiarse el polvo y volver a comenzar; es como cuando ves a alguien tratando de montar un caballo bronco y éste lo tira y lo vuelve a tirar y el tipo se levanta y se vuelve a subir y el caballo lo lanza y lo vuelve a tirar contra las rejas y él se para y lo intenta de nuevo. Nunca falta el comentario de alguien que dice: “ese tipo está loco, ¿por qué se vuelve a subir? ¿que no le dolió?”.

El dolor existe y siempre está ahí. La diferencia será qué tanta importancia le vamos a dar el dolor, si nos vamos a dejar ganar por él y si nos quitará el coraje para seguir intentando las cosas.

Un día escuche a alguien decir: “prefiero que me amputen las piernas que el espíritu“… Camina sin miedo, no olvides que las nubes grises también son parte del paisaje.

Y la segunda noticia que te tengo es que: “la vida se endereza siempre“.
Mientras que estés vivo tienes una ventaja enorme, tendrás un nuevo día en que todo lo que pasó ayer, ya pasó y que si tú lo decides, si tienes la intención de cambiarlo… pues ¡felicidades! lo puedes hacer.

Así que no te preocupes por el amor que se fue porque ya había cumplido al enseñarte lo que te tenía que enseñar,; además el amor si llama 2 veces. No te preocupes por ese trabajo que perdiste porque simplemente no era para ti, pues seguro te espera algo mejor. No sufras por los problemas con tus amigos porque el amigo es amigo y si se va simplemente no lo era. No batalles por tus problemas familiares porque la familia es familia y ese amor no se muere, son personas que te acompañaran por siempre, porque es un amor puro y desinteresado.

Recuerda que cuando más obscura está la noche es señal de que ya va a amanecer, y si simplemente no amanece pues prende la luz, no debes olvidar que la obscuridad no es mas que ausencia de luz y que muchas veces en la obscuridad es donde trabaja de una mejor manera nuestra imaginación, donde nuestras virtudes salen a flote y descubres en verdad quién eres y de qué eres capaz; así que toma todo lo que debes de tomar, aprende lo necesario y enciende la luz dentro de ti.

Nunca olvides que la vida está esperando la mejor versión de ti, todo el amor que tienes para dar y ese toque especial que vienes a darle al mundo, ese toque que TU y solamente tú serás capaz de generar. Recuerda que eres alguien completamente especial y tienes que comenzar por reconocerlo porque la vida ya lo está haciendo y está siguiendo cada uno de tus pasos esperando que te decidas a sacar de lo más profundo de ti, lo mejor que tienes y comiences a trascender en el mundo.

Les mando un fuerte abrazo y les agradezco por estar aquí, por mostrar al mundo que están vivos al dar todo ese amor que tienen dentro de ustedes.

20130205-152012.jpg

20130205-152101.jpg

1 Comentario

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Opinión

KAFKIANO. Por Raúl Saucedo

ECOS DOMINICALES

En el laberinto de la política contemporánea, a menudo podríamos considerar  que nos encontramos deambulando por pasillos de las obras de Franz Kafka. Esa sensación de absurdo, opresión y burocracia incomprensible que caracterizan lo «Kafkiano» no es exclusiva de la ficción; es una realidad palpable en el día a día de millones de ciudadanos alrededor del mundo.

A nivel global, la política parece haberse transformado en un sistema gigantesco, deshumanizado y a menudo ilógico. Las decisiones se toman en esferas lejanas, por personajes que parecen habitar otro universo, mientras que las consecuencias recaen directamente sobre los ciudadanos de a pie. ¿Cuántas veces hemos visto acuerdos internacionales o normativas supranacionales que, a pesar de sus buenas intenciones, terminan generando más confusión y restricciones que soluciones? Es la burocracia global, un monstruo de muchas cabezas que opera bajo sus propias reglas, ajeno a las realidades individuales. Los ciudadanos se sienten como los personajes de Kafka, constantemente a la espera de un veredicto o una explicación que nunca llega, o que llega demasiado tarde y de forma incomprensible.

En América Latina, la esencia Kafkiana de la política se magnifica. La historia de la región está plagada de sistemas que parecen laberintos, donde los procesos se estancan por años, las acusaciones no tienen fundamento claro y la justicia parece un privilegio, no un derecho. La corrupción es otro elemento profundamente Kafkiano: actos inexplicables de desvío de recursos o favores políticos que operan en las sombras, imposibles de rastrear o de exigir responsabilidades. Los ciudadanos se enfrentan a un estado omnipresente pero ineficiente, que promete soluciones pero solo entrega más papeleo y trámites sin fin. Las promesas electorales se desvanecen en el aire como niebla, dejando un rastro de desilusión y cinismo. La sensación de desamparo es palpable, pues la maquinaria política y administrativa, en lugar de servir, parece diseñada para agobiar y confundir.

Existen países que para interactuar con dependencias gubernamentales puede ser una auténtica Odisea Kafkiana. Solicitar un permiso, registrar una propiedad o incluso tramitar una simple credencial puede convertirse en una misión imposible, llena de requisitos ambiguos, ventanillas equivocadas y funcionarios que ofrecen respuestas contradictorias. La burocracia, en muchos casos, no solo es lenta, sino que parece tener una lógica interna ajena a la razón, diseñada para agotar la paciencia del ciudadano. A esto se suma la impunidad, un fenómeno profundamente Kafkiano, donde crímenes y actos de corrupción permanecen sin castigo, generando una sensación de injusticia y resignación. Las narrativas oficiales a menudo carecen de la transparencia necesaria, dejando a la población en un estado de perpetua incertidumbre y desconfianza, buscando desesperadamente una explicación que nunca llega, o que es inaceptable.

En este panorama, la política se percibe como un ente ajeno, una fuerza opresiva que opera bajo un código indescifrable. Para muchos, participar activamente se siente como un esfuerzo en vano contra un sistema que parece inmune al cambio. La resignación es un peligro real, y la apatía se convierte en una respuesta lógica a la frustración persistente.

Sin embargo, como en las obras de Kafka, donde los protagonistas, a pesar de su desorientación, siguen buscando una salida o una explicación, nuestra sociedad no debe rendirse. Entender la naturaleza Kafkiana de nuestra política es el primer paso para exigir transparencia, simplificación y, sobre todo, una humanización de los sistemas que nos rigen. Solo así podremos, quizás, encontrar la puerta de salida de este interminable laberinto.

Esta reflexión viene de mensajes en grupos, cafés en mesas y observaciones del pasado domingo, donde lo kafkiano quizá no es la situación, si no nosotros mismos.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto