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Revista

Laith Ashley, el modelo transexual que conquistó Instagram

Laith Ashley de 26 años es uno de los modelos transgénero con más éxito en las pasarelas y ahora también en redes sociales, donde sus fotografías en Instagram le han conseguido muchos followers.

Desde que comenzó su carrera como modelo ha participado en desfiles para marcas como Adrian Alicea, Gypsy Sport, en la Semana de la Moda en Nueva York y en la campaña de la tienda departamental Barney’s en Nueva York.

Laith nació como una niña, pero desde los cinco años sabía que había algo mal entre su cuerpo y mente, por lo que no se sentía a gusto consigo misma. Cuando era una adolescente de 17 años se declaró homosexual con su familia, aunque no se identificaba realmente como ‘lesbiana’.

A los 19 años que se identificó como transgénero y decidió comenzar el proceso de cambio de sexo.

Un año despué,s le dio la noticia a su familia que en realidad se identificaba como hombre y que comenzaría el proceso de cambio. Afortunadamente su familia le brindó todo su apoyo e inició el tratamiento de testosterona por dos años. Fue en 2015 -a la edad de 25 años- que se sometió a la cirugía de cambio de sexo.

Tenía mucho miedo al principio. Me tomó seis años desde que me identifiqué como trans a mi cambio médico. Una vez que superé ese miedo, nada podía detenerme. Nunca me he sentido tan cómodo como ahora. Cuando me veo en el espejo, me siento satisfecho con la imagen. Es como quiero presentarme al mundo. Soy yo.’, comentó en entrevista para el Daily Mail.

Estudió psicología en la Universidad de Fairfield en Connecticut y se desempeña como modelo de la Agencia Slay, la primera en representar modelos transexuales y transgéneros.

También ha participado en diversos eventos de la comunidad LGBT como activista, junto a las actrices Laverne Cox y Whoopi Goldberg.

 

Excelsior

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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