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Lance Armstrong; le retiran los títulos de Tour de Francia y es suspendido de por vida

Lance Armstrong no volverá a pedalear en una competición oficial y será desposeído de todos sus títulos desde agosto de 1998, incluidos sus siete Tours de Francia. Así lo ha anunciado la agencia antidopaje de Estados Unidos después de que el ciclista tejano anunciara que no ejercería su derecho a recurrir los cargos que se le imputan desde mediados de junio.

Armstrong había intentado sin éxito recurrir la decisión de la agencia ante un tribunal ordinario y ahora le quedaba la opción de invocar el arbitraje de una comisión independiente. Pero el ciclista aseguró este jueves que prefería no seguir adelante con el proceso porque se había cansado de luchar. «Llega un momento en la vida de un hombre en el que uno dice que ya está bien», explicó Armstrong en un comunicado difundido desde su domicilio de Austin.

«He estado soportando estas acusaciones de que hice trampas y competí con ventaja cuando gané mis siete Tours desde 1999 y el peaje que esto ha supuesto para mi familia y para el trabajo de mi fundación me lleva ahora donde estoy hoy: a terminar con esta tontería», explica el ciclista tejano, que describe la investigación como «una caza de brujas inconstitucional» y sigue defendiendo su inocencia.

La renuncia a recurrir propiciará la suspensión de por vida de Armstrong y es el primer paso para desposeerle de sus siete Tours. A partir de ahora deberán pronunciarse los responsables de la Unión Ciclista Internacional, que hasta ahora había respaldado al ciclista tejano en su decisión de desafiar a la agencia antidopaje, y los organizadores de la carrera francesa, que han mantenido una relación muy turbulenta con el ciclista durante estos años.

Pero el código mundial antidopaje es inequívoco: a Armstrong se le deberían quitar sus siete Tours, el bronce de los Juegos Olímpicos de Sydney y todos los demás títulos que ganó desde agosto de 1998. También se le debería apartar para siempre de la competición. Una prohibición que incluye cualquier responsabilidad oficial como entrenador o representante en cualquier deporte olímpico.

«Es un día triste para quienes amamos el deporte y a los deportistas», decía este jueves el responsable de la agencia, Travis Tygart. «Éste es un ejemplo de un triunfo a cualquier precio y demuestra que quien engaña para ganar nunca tiene éxito».

Armstrong asegura que su decisión no es un acto de contrición sino una negativa a entrar en un proceso de arbitraje que considera indigno y contrario a la justicia: «La agencia antidopaje no puede controlar un deporte profesional e intentar quitarme siete Tours de Francia. Yo sé cómo gané esos siete Tours, mis compañeros saben cómo lo hice y todos con los ciclistas con los que competí también lo saben».
El principio del fin de un mito

El anuncio supone el principio del fin del mito del deportista que se repuso de un cáncer testicular para convertirse en el mejor ciclista de todos los tiempos. La agencia acusa a Armstrong de potenciar su rendimiento con varias sustancias desde el año 1996 y de encubrir luego el dopaje a base de disimulos y amenazas.

El tejano tiene 40 años y se retiró del ciclismo profesional el año pasado sin haber recibido una sola sanción. Un detalle que Armstrong menciona a menudo como la prueba de que las acusaciones que afronta son el fruto de una conspiración. A principios de febrero, la fiscalía californiana dio carpetazo a un proceso penal contra el ciclista por el uso de sustancias prohibidas.

Pero el final de aquella investigación judicial fue el pistoletazo de salida del expediente de la agencia antidopaje, que anunció a mediados de junio (vistos los testimonios) que se proponía actuar contra Armstrong y contra otras cinco personas de su entorno por potenciar y encubrir el uso de sustancias prohibidas durante la competición.

La agencia anunció entonces su decisión en una misiva de 15 páginas cuyos destinatarios fueron Armstrong y cinco personas de su entorno: el director belga Johan Bruyneel, el siniestro doctor italiano Michele Ferrari y los españoles Pepe Martí, Pedro Celaya y Luis García del Moral. A todos se les imputaba por posesión, tráfico y administración de sustancias prohibidas y las autoridades recomendaban imponerles una sanción superior a la habitual por existir agravantes de su actuación.

Armstrong denunció a la agencia ante un tribunal ordinario en un intento de bloquear el caso y recibió el respaldo de la UCI. Pero un juez archivó el caso este lunes y le dio la razón a los responsables de la agencia aun cuestionando los motivos de su investigación.

Este jueves el ciclista tiró la toalla diciendo que se había cansado de responder por acusaciones que considera falsas y envolviéndose en el trabajo benéfico de su fundación LiveStrong, cuyos responsables lamentaron el desenlace en un comunicado y advirtieron que seguirán recaudando fondos para la investigación. «Hoy paso esta página», decía este jueves Armstrong, «no pienso volver a hablar de este asunto pase lo que pase. Me centraré en el trabajo que inicié antes incluso de ganar un solo Tour de Francia: servir a las personas y a las familias afectadas por el cáncer».

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¿Cómo pueden castigar a Honduras por la agresión al Vasco Aguirre?

De acuerdo con el reglamento de la CONCACAF Nations League estipula que las sanciones pueden ser una multa económica, la cual puede ir desde los 3,000 dólares hasta los 10,000 dólares, dependiendo la gravedad de la infracción y lo que decida la comisión disciplinaria.

“26.1.4 Falta de Seguridad – por parte del equipo anfitrión, será sancionada con multas entre USD 3,000 y USD 10,000 dependiendo de la severidad de la Infracción, incluyendo pero no limitado a lo siguiente:

  • Inadecuada revisión de los espectadores y sus pertenencias, tales como bolsos, mochilas, carteras y otros;
  • Reacción inadecuada al uso de bengalas y otros fuegos artificiales en el estadio por parte de los espectadores;
  • Reacción inadecuada al lanzamiento de objetos al terreno de juego o en las gradas por parte de los espectadores;
  • Personal de seguridad inadecuado en el estadio;
  • Ingreso de espectadores al terreno de juego;
  • Permitir la entrada, por parte de los espectadores, de banderas, pancartas o banners no autorizados.”

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