Flores para combatir los nervios antes de una entrevista de trabajo o abatir el desánimo en la búsqueda de empleo. No se trata de la magia de regalar un ramo, sino de las esencias florales de Bach, aliadas para afrontar el difícil horizonte laboral. Olivo y alerce es igual a energía y superación.
Mímulo para el miedo, la timidez y la ansiedad o aulaga para la falta de esperanza, la desesperación o el derrotismo. Estas y otras flores armonizan la energía para corregir los desequilibrios emocionales que propician las enfermedades y que dificultan nuestro día a día.
Cada vez con más adeptos, esta terapia floral fue descubierta por el médico inglés Edward Bach en 1930, un remedio natural que permite “evitar el uso de fármacos, a la larga más dañinos, mientras que las flores son inocuas”, explica Alicia López Bermejo, psicóloga española especialista en clínica y terapeuta floral, que elabora estas esencias para tratar a sus pacientes.
“Cuando tenemos emociones -dice- que no sabemos superar se bloquea la energía, es algo que entienden muy bien los físicos”. Estas esencias ayudan a superar los estados emocionales molestos y cuando “se deshace ese bloqueo podemos tener conciencia de lo que está pasando y aprender a corregirlo”, enfatiza.
Sentada frente a un valle de sabinas con la Sierra del Guadarrama en el horizonte, un entorno idílico en Segovia, España, donde recoge sus flores, esta psicóloga desgrana los efectos de las 38 plantas con las que el doctor Bach revolucionó la medicina tradicional, que muchos médicos de la sanidad pública europea ya recetan, como “en Inglaterra, Alemania o Suiza”, asegura.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud ya recomendó su uso en 1977, una indicación que ella sigue, distribuyendo estas esencias florales en una consulta o a través de www.elserbal.es. Para acceder a estos tratamientos propone también acudir a “asociaciones profesionales como Seflor en Madrid o Sedibac en Barcelona”, a las que ella pertenece.
No se plantea como sustitutivo de tratamientos médicos, pero sí ayuda a sobrellevar enfermedades como el cáncer “sin tener tanto miedo” durante la radio y quimioterapia, porque “cuando uno está menos asustado el resto de medicinas funcionan mucho mejor”, advierte.
“Las flores se recogen por la mañana temprano, se ponen en un bol de cristal con agua de manantial y se dejan al sol unas horas”, detalla, una labor que nos muestra junto al estanque del jardín, recolectando con cuidado la flor impaciencia, empleada para “combatir la irritabilidad y la tendencia a la soledad por hacer todo a un ritmo más rápido de lo normal”.
El agua se filtra y mezcla después con coñac, utilizado como conservante, y se obtiene así la “tintura madre”, que contiene los “patrones de frecuencia armónicos”.
A partir de esas tinturas los terapeutas mezclan varias flores, “según las emociones en desequilibrio”, y el paciente tomará varias veces al día este “preparado específico”, colocando cuatro gotas bajo la lengua.
Un perfil muy común de alguien que requiere la terapia es una persona con “muchísimo estrés relacionado con el rendimiento, tanto en el trabajo como en casa, y más frecuente en mujeres”, lamenta esta experta mientras elabora el preparado óptimo para esa mujer en su taller, una caseta de madera aislada de focos de energía electromagnética, rodeada de árboles e iluminada con luz natural.
“Una flor típica sería la del olmo, que ayuda a delegar, a no ocuparse uno de todo”, y al que añade dos gotas de “remedio de urgencia”, quizá la mezcla más famosa y “más importante” del doctor Bach, “que funciona como tranquilizante” en sustitución de fármacos tranquilizantes, asegura, aunque tiene innumerables aplicaciones.
Agrega también “verbena, que ayuda a relajarse, y pino, que sirve para no sentirse culpable, porque normalmente las personas que asumen un exceso de responsabilidad es para compensar su sentimiento de culpa”, advierte. “Además -añade- podríamos darle roble, para sentir con más precisión el agotamiento y nuestra limitación, para darnos cuenta de que no podemos abarcar todo”.
Las flores de Bach también se utilizan mucho en cremas, una aplicación en la que el doctor Ricardo Orozco “es un médico muy prestigioso”, incide la especialista, y que pueden utilizarse para esguinces, hernia discal, varices, soriasis, estética facial, piernas cansadas, urticarias, alergias o herpes.
Rodeada de frascos en un entorno natural alejado de la gran urbe, a Alicia López Bermejo le envuelve una apariencia de alquimista moderna. Trabaja con los sentimientos que inquietan al ser humano y con la energía que le mueve, una introspección en el individuo que se antoja cada vez más como llave para la salud y la felicidad.
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