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«Levantan» la Ley Seca en Sinaloa; hacen filas para comprar

Luego de estar semanas bajo la imposición de la Ley Seca en el Estado de Sinaloa, hoy finalmente se levantó esta restricción y comenzó la venta de cervezas y vinos en expendios y supermercados.

En un supermercado de la ciudad de Culiacán, se puede observar una fila de personas que sí guardan la debida distancia, esperando su turno para comprar alcohol.

Por su parte, el delegado de Profeco en Sinaloa, Miguel Ángel Murillo señaló que debido al paro que fue sometida la industria cervecera, se prevé que haya escasez de este liquido en los próximos días.

Inclusive señaló que hay dueños de expendios que se han estado surtiendo de supermercados y Oxxos para tener productos a la vente, cuestión que podría generar un aumento de precios.

Con el levantamiento de la ley seca en Sinaloa, los expendios inician a operar lentamente en la capital. Será por cita mediante WhatsApp que en muchos de los expendios darán atención a los culiacanences.

Durante la mañana del martes, los puntos de venta de alcohol comenzaron a operar bajo las medidas de prevención para la pandemia. Tomando sana distancia, las filas se formaron aproximadamente a las 10:30 horas. Hubo casos en los que se negó la venta a personas que no portaban cubrebocas.

Entre una y dos charolas, dependiendo del establecimiento, se limitó la venta por persona para evitar agotar la mercancía. Vendedores aseguraron no recibir aún noticias de cuando comenzará la distribución de nuevo producto, por lo que venden solamente lo que ya se tenía en existencia antes de la implementación de la ley seca.

Fuente: Debate

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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