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Resto del mundo

Liberan a la salvadoreña Sara Rogel, acusada de abortar y condenada a 30 años de prisión

Este lunes fue liberada la salvadoreña Sara Rogel, condenada a 30 años de cárcel en 2012 por un delito de «homicidio agravado» cometido por supuestamente abortar, luego de que la Fiscalía General no interpusiera un recurso en contra del veredicto de un juzgado de la localidad de Cojutepeque, en el departamento de Cuscatlán.

Tras una audiencia de revisión de medidas realizada hace una semana, el Juzgado Segundo de Vigilancia Penitenciaria de Cojutepeque determinó que Rogel debía quedar en libertad condicional anticipada. La acusada había cumplido nueve años de pena en el Centro de Detención Menor de la ciudad de Zacatecoluca, capital del departamento de La Paz.

Se esperaba que la Fiscalía, que había mostrado su oposición a esta decisión, presentara un recurso de revocatoria. Sin embargo, esto no ocurrió y el organismo manifestó en un comunicado que no tenía elementos para apelar y que su caso tenía todos los elementos para otorgarle el beneficio de la libertad.

La joven salvadoreña sufrió una emergencia obstétrica en octubre de 2012, cuando tenía 20 años, al resbalarse mientras lavaba ropa en una zona rural del país centroamericano. Rogel, que presentó un desgarro y sangrado, fue llevada a un hospital, donde aún en estado delicado, la señalaron de haber querido concluir su embarazo.

Por ello, la detuvieron y fue acusada de «homicidio agravado». Según la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto, una organización civil, la acusación de la Fiscalía se hizo «interpretando parcializadamente los hechos y presumiendo su culpabilidad sin prueba alguna».

En El Salvador el aborto está penalizado desde 1998 en todas las circunstancias, sin importar si el embarazo es consecuencia de una violación, si la madre está en riesgo o si el feto tiene malformaciones incompatibles con la vida fuera del útero. Las penas van de los ocho hasta los 50 años.

Nota Principal

Trump revienta contra Irán e Israel: “No saben qué carajo hacen”; fracasa su intento de tregua en solo 18 horas

La tensa situación en Medio Oriente escaló nuevamente este martes, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremetiera públicamente contra los gobiernos de Irán e Israel, a quienes acusó de romper el alto al fuego que él mismo había negociado apenas horas antes.

“Ambos países no saben qué carajo hacen”, lanzó Trump en su red social oficial, visiblemente molesto por la ruptura de lo que había calificado como un “acuerdo histórico” entre los dos enemigos geopolíticos. La tregua, sin embargo, duró solo 18 horas antes de que ambas naciones retomaran las hostilidades con fuego cruzado.

De acuerdo con fuentes estadounidenses e israelíes, el 22 de junio Estados Unidos lanzó ataques contra instalaciones militares de Irán, y al día siguiente, fuerzas iraníes respondieron con misiles dirigidos a bases estadounidenses en Catar. La rápida escalada llevó a Trump a intervenir personalmente para lograr un cese al fuego, que fue anunciado públicamente con tono triunfalista por la Casa Blanca.

No obstante, el frágil acuerdo se desmoronó casi de inmediato, luego de que milicias aliadas de Irán lanzaran cohetes hacia el norte de Israel, a lo que el ejército israelí respondió con bombardeos aéreos. El propio Trump confirmó este martes que Israel había atacado objetivos iraníes en represalia, lo que anuló cualquier esperanza de estabilidad inmediata.

El presidente estadounidense advirtió además que “Irán nunca reconstruirá su programa nuclear”, en referencia al ataque que ordenó contra instalaciones atómicas de ese país. Si bien Teherán niega haber violado el acuerdo de tregua, la Casa Blanca considera que los ataques de sus grupos aliados constituyen una clara provocación.

Aún más, Trump exhortó directamente a Israel a detener sus ofensivas: “Si lanzan esas bombas, es una gran violación”, escribió, dejando entrever que la paciencia de Washington también se está agotando con su principal socio en la región.

La reacción del mandatario refleja el nivel de frustración por el fracaso de su mediación y pone en evidencia la dificultad de contener un conflicto de alto riesgo entre dos actores con intereses irreconciliables. Aunque Trump asegura que “ambos acudieron a él en busca de paz”, su figura como intermediario quedó debilitada tras el retorno inmediato de la violencia.

Analistas advierten que el conflicto amenaza con salirse de control, especialmente si continúan los ataques cruzados y si Estados Unidos se ve obligado a responder militarmente en defensa de sus tropas o de sus aliados. Mientras tanto, la tensión se mantiene al máximo y los canales diplomáticos parecen cada vez más ineficaces frente a la lógica de la confrontación.

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