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Salud y Bienestar

Lilly asegura que su fármaco con anticuerpos reduce riesgo de Covid-19

Un ensayo del fármaco con anticuerpos de Eli Lilly and Co mostró que puede reducir el riesgo de Covid-19 para los residentes y trabajadores de hogares de ancianos, dijo la compañía el jueves, aunque la necesidad de tales fármacos de prevención de enfermedades ha disminuido con la llegada de las vacunas.

El medicamento, Bamlanivimab, recibió la autorización de uso de emergencia de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos en octubre pasado, a una dosis de 700 miligramos para pacientes con Covid no hospitalizados.

El ensayo en el asilo involucró a 965 participantes (299 residentes y 666 empleados) que dieron negativo al coronavirus. Fueron tratados con una infusión intravenosa de 4.200 mg de Bamlanivimab o un placebo.

Después de ocho semanas, Lilly dijo que los participantes del ensayo tenían un 57% menos de probabilidades de desarrollar Covid-19 sintomático si se les trataba con el fármaco de anticuerpos en comparación con un placebo, aunque el beneficio fue del 80% para los residentes del asilo.

Se considera que las personas mayores en centros de atención a largo plazo son las más vulnerables al Covid-19, y representan aproximadamente el 1% de la población estadounidense, aunque el 40% de las muertes relacionadas con la enfermedad.

En el lanzamiento de las vacunas contra el Covid que comenzó en diciembre, el gobierno federal dio prioridad a los residentes y al personal de los hogares de ancianos, pero muchos todavía están esperando.

“Nuestros equipos todavía están trabajando en hogares de ancianos. Muchas personas aún no están vacunadas”, dijo Daniel Skovronsky, director científico de Eli Lilly.

La firma buscará una autorización de uso de emergencia para Bamlanivimab en la prevención de Covid-19 en residentes no vacunados de hogares de ancianos que están experimentando brotes de la enfermedad, señaló.

Fuente: Aristegui Noticias

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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