Es difícil abarcar en una sola columna todas las aristas que desprenden del gravísimo deterioro institucional que sufre Chihuahua, el cual ya había sido reiteradamente evidenciado, pero tocó uno de sus puntos más álgidos con la renuncia de José Miguel Salcido a la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia para luego incorporarse a la Secretaría de Educación, y luego regresarse con un salto de tigre sólo para caer de lomo y acabar jubilado, todo en más o menos un mes.
Esto da una muestra innegable de que los poderes legislativo y judicial han pasado a ser (ahora abiertamente) una mera extensión del gabinete, pues si bien varios ex gobernadores anteriores tenían injerencia y la hacían valer, nunca se habían violado tan grotescamente las formas al grado de tratar a la cabeza de los poderes como meros achichincles.
Esto no lo vio la diputada Mayra Chávez, presidenta de la comisión de Justicia del Congreso del Estado, quien señaló que el Poder Legislativo sólo podía pronunciarse a petición expresa del ex magistrado Salcido, mientras que Gabriel Sepúlveda, ya ratificado como presidente del Poder Judicial, insistió en que debía ser el Congreso el que decidiera si la licencia a Salcido se revocaba o no.
No obstante, la duración de la licencia no fue bien clara por parte del Congreso, que la emitió por “hasta seis meses”, dejando así en manos del Magistrado cuándo volver o no, lo cual parece que viola las normas. Además, el Congreso no fue ni para notificar el término de la licencia al poder judicial, entre otras pifias que convierten el asunto en una maraña de trámites bien y mal hechos, transas y parches difíciles de desentrañar.
Pasando a otros temas, llamó la atención ayer la postura del alcalde Eugenio Baeza Fares, quien contra muchos pronósticos llegó con la meta de dar resultados y dejar huella a pesar del breve periodo que tendrá a la alcaldía bajo su cargo.
El empresario de los embutidos lanzó un ambicioso plan para modernizar 72 mil lámparas de alumbrado público, con una inversión de 500 millones de pesos, y afirmó que la ciudadanía es la ‘clientela’ del gobierno y que, como tal, se le debe satisfacer, y afirmó que con esto se generaría un alumbrado de calidad y un ahorro de 150 millones de pesos al Ayuntamiento.
Sin embargo, lo más llamativo fue cuando hizo hincapié en que esta inversión será para dejar de colocar “parches” a un problema que vive la ciudad, y que no han solucionado el problema, simplemente absorbido recursos, lo cual, queriéndolo o sin querer, sonó a pedrada para alcaldes anteriores.
Los panistas no podían quedarse sin su ya oficioso intento de boicot, pero al final el alcalde pudo convencerlos. También puso sobre la mesa la renta de 250 patrullas en una primera etapa y 400 en total, por cinco años, y con cargo de seguros, mantenimiento, etc, etc, etc, a una empresa privada, al parecer para reducir gastos operativos, lo cual está por verse si resulta o no, pues mientras unos insisten que se trata de un mero negocio (habrá que ver dónde queda la licitación), otros afirman (con cierta razón) que es un esquema que ha dado buenos resultados en otras ciudades.
Pero el reto de Baeza Fares no es sólo técnico al tener que convencer a propios y extraños, ni sólo financiero al tener que rascar recursos de unas finanzas complicadas. Su mayor desafío es hacer en seis meses lo que no se ha hecho en muchos años, prueba de que el empresario no llegó en blanco al puesto y traía ya un proyecto bien estudiado para dar resultados en tiempo récord y ¿por qué no?, aspirar luego a otra cosa. Tiene todo para hacerlo.
El que anda imparable es José Luis ‘Chacho’ Barraza, quien ya está desatado en búsqueda de las 76 mil firmas que le impone la ley y las 200 mil que se impuso él mismo como meta, muy ambiciosa por cierto, pues cuenta con tan sólo 45 días para lograrlo, a través de su asociación, Góber Independiente.
Pero Barraza no las trae todas consigo. Si bien es cierto que un ala notable del empresariado chihuahuense le apuesta todas sus canicas al entrón ‘Chacho’, también están los señores billetudos que se mantienen más o menos leales a las estructuras de PRI y PAN, sin contar aquellos que no saben o no quieren apostarle a ninguno, al menos no todavía.
Curiosamente, ‘Chacho’ ha sido más eficaz en convencer a los ciudadanos de a pie, en especial a los jóvenes, que a los empresarios con quienes convive a diario, pues bien dicen que nadie es profeta en su tierra y ahora enfrenta una resistencia natural del sector clave al que debe convencer de sumarse a su proyecto, en un intento por superar las casi siempre inútiles burocracias de los partidos.
No obstante, el giro que han dado las candidaturas independientes, tanto en Chihuahua como en todo México, es que no son tan ciudadanas como se pensaba. Sigue habiendo numerosos candados para que un ciudadano de a pie logre contender, pues las elecciones siguen basadas en estructuras, que cuestan mucho, y que un simple mortal difícilmente puede alcanzar. Pero así es la vida en todos lados, siempre será más fácil conservar el poder que acceder a él desde abajo.
Donde crece la zozobra es en el PAN, donde ya de plano los aspirantes Juan Blanco y Jaime Beltrán no saben si su lucha llegará a buen término, pues hay cada vez más indicios de que ni encuesta ni nada, todo acabará en el todopoderoso dedazo, y peor aún, que el designado declinaría a favor de Barraza, con lo cual las esperanzas de los que andan movidos acabarían frenadas de golpe.
Los que andan movidos, dicen, en este asunto, fueron los antes rivales Gustavo Madero y Javier Corral, quienes pese a no haber renunciado a sus cargos, estarían operando a favor de una candidatura de unidad, capaz de romper la fuerte caparacha duartista, un reto que se antoja difícil dada la habilidad del mandatario y de su equipo en cuestiones políticas. Eso no se puede negar.