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Política

López Obrador gana en la derrota

En su segunda campaña presidencial, Andrés Manuel López Obradorha confirmado que es el gran activo de la izquierda mexicana actual. Es cierto que el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, le ha vencido por casi tres millones de votos, pero esa cantidad es relativa si se observa que el candidato de la izquierda recuperó los votos que tuvo en 2006, y que ha sido el artífice de que las elecciones le hayan proporcionado al Movimiento Progresista dos nuevos Gobiernos estatales y una bancada numerosa en la Cámara de Diputados.

La dimensión histórica del resultado de los comicios del pasado domingo, que implica el retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de la República, ha opacado la hazaña de López Obrador, único candidato que derrotó a las encuestas. Nunca dejó de ganar preferencias de voto y quedó mucho más cerca de Peña Nieto —seis puntos porcentuales— de lo pronosticado por los sondeos, que apuntaban hace una semana 17 puntos de diferencia. El reto ahora es qué harán él y la izquierda mexicana con su renovada fuerza.

“Todavía no está dicha la última palabra. Vamos a actuar como siempre, de manera responsable”, dijo en la medianoche del 1 de julio López Obrador al no reconocer el triunfo del PRI. El anuncio se produjo después de que se reuniera durante horas con los notables de la izquierda, entre los que estaban el tres veces candidato presidencialCuauhtémoc Cárdenas, el presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano, el líder informal de la izquierda Manuel Camacho Solís y el alcalde de la capital, Marcelo Ebrard.

“Vamos a esperar ese resultado (el recuento de las actas distritales debe producirse mañana miércoles), para fijar en definitiva una postura”, agregó quien fuera jefe de Gobierno en la capital mexicana de 2000 a 2005. A continuación denunció que durante la campaña “no hubo la equidad que establece la Constitución en este proceso, es de dominio público el uso de dinero a raudales, la falta de equidad también en los medios de comunicación”.

En 2006, el conflicto poselectoral costó buena parte del capital político a López Obrador, quien alegó que sufrió fraude después de quedar a un 0,56% de votos del panista Felipe Calderón. Ahora, los partidos de la izquierda deben decidir la táctica en un país donde la tercera parte de los electores les han dado su confianza. Con el anuncio de que antes de aceptar el triunfo del PRI esperarán al recuento distrital de los votos, el candidato y los partidos progresistas han ganado horas cruciales para una decisión que se antoja compleja.

El problema es que cuando muchas veces se dijo que López Obrador era el candidato de “las izquierdas”, la frase encerraba una mal disimulada realidad de divisiones y añejas traiciones entre los personajes de las tres fuerzas que respaldaron la aventura electoral del tabasqueño: el PRD, el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano. En uno de los primeros mítines de López Obrador de esta campaña, por ejemplo, el líder perredista Zambrano fue abucheado de manera grosera por los simpatizantes del candidato sin que este se inmutara.

Camacho Solís, uno de los personajes que tienen capacidad de diálogo y negociación con las distintas fuerzas de la izquierda, resaltaba este lunes que este “debe de ser un momento de refundación de la izquierda, la tercera parte del país está de acuerdo con un proyecto progresista”.

En declaraciones a EL PAÍS, Camacho Solís dijo que las izquierdas han aprendido la lección. “En cuatro o cinco meses hemos podido hacer lo que no fuimos capaces en cuatro o cinco años. El liderazgo de AMLO [Andrés Manuel López Obrador] ha salido fortalecido. Y también el PRD se ha beneficiado del excelente desempeño del candidato. La verdad es que nos necesitamos todos pero con nuevas reglas. Ganamos [los Estados de] Tabasco, Morelos y, de manera contundente, el Distrito Federal. Representaremos la oposición a Peña Nieto en la Cámara de Diputados. Es el gran momento de la izquierda”.

Falta que el partido de la Revolución Democrática coincida con lo expresado por Camacho Solís. Algunos liderazgos del PRD creían hace un par de semanas que la elección marcaría la fecha para que el candidato —quien en los últimos años formó una estructura paralela denominada Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)— y el partido tomaran caminos separados. Pero a veces, como el domingo, un buen resultado complica los planes.

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Chihuahua

Cruz Pérez Cuéllar toma control de la AALMAC en Chihuahua: ¿municipalismo progresista o plataforma electoral?

En plena recta final de su administración y en medio de especulaciones sobre su futuro político, el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, asumió este viernes la coordinación estatal de la Asociación de Autoridades Locales de México A.C. (AALMAC) en Chihuahua. El acto, realizado en un evento oficial con presencia de representantes municipales de todo el estado, marca un nuevo escalón en la proyección regional del edil fronterizo.

Con más de 25 años de existencia y más de mil gobiernos locales afiliados, la AALMAC se define como la voz del municipalismo progresista en México. Pero más allá del discurso, la organización ha servido en los hechos como plataforma de articulación política entre alcaldes de izquierda —especialmente de Morena—, con el objetivo de ganar peso frente a los gobiernos estatales y federales, negociar presupuestos y empujar reformas legislativas.

Durante la toma de protesta, se presentó la Coordinadora Estatal de la AALMAC en Chihuahua, que según sus promotores buscará ser un espacio de diálogo y colaboración para enfrentar problemáticas comunes como seguridad, infraestructura y servicios públicos. Nada que no se haya dicho antes en cada cumbre municipalista… pero con un giro: esta vez, con Pérez Cuéllar al mando.

El edil juarense, que también funge como vicepresidente nacional de la asociación, no perdió la oportunidad para enviar un mensaje de ambición política disfrazado de visión regional. “Los desafíos más urgentes del país también se enfrentan desde los municipios”, dijo, dejando claro que, aunque sus facultades son locales, su mirada está más allá de la frontera de Ciudad Juárez.

Entre los logros que presume la AALMAC están las compras consolidadas, inversiones en plantas de tratamiento, rellenos sanitarios y reformas legislativas que —según ellos— han impactado positivamente a los municipios. Sin embargo, fuera del círculo político, muchos de estos avances son poco visibles para la ciudadanía, y en algunos casos, apenas en etapa de promesa.

En contexto electoral, el ascenso de Pérez Cuéllar como coordinador estatal de esta organización no pasa desapercibido. Con las elecciones de 2027 en el horizonte y una creciente exposición nacional, el movimiento no solo fortalece su liderazgo entre alcaldes de Morena, sino que lo posiciona como un actor clave dentro del reacomodo de poder en Chihuahua.

La pregunta es clara: ¿la AALMAC en el estado será un verdadero motor de coordinación municipal o una plataforma más para la promoción de figuras políticas? Mientras los municipios siguen enfrentando carencias en seguridad, agua, basura y servicios públicos, las respuestas deberán ir más allá de los discursos. Y rápido.

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