Conecta con nosotros

Ciencia y Tecnología

Los 4 elementos creados por el hombre que ingresan a la tabla periódica

Los libros de química de todo el mundo quedaron desactualizados después de que la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada confirmó esta semana el hallazgo de cuatro elementos nuevos.
Se trata de los elementos 113, 115, 117 y 118, descubiertos en las últimas dos décadas por científicos rusos, japoneses y estadounidenses. Estos completan la séptima fila de la tabla periódica.
Todavía no tienen un nombre oficial; por lo pronto se les conoce como ununtrium (Uut o elemento 113), unumpentium (Uup, 115), ununseptium (Uus, 117) y ununoctium (Uuo, 118).
En los próximos meses los científicos que descubrieron estos elementos sintéticos deberán ponerles nombre. Pueden llevar un nombre mitológico, de un mineral, un lugar o país, una propiedad o incluso un científico.
En 2009, por ejemplo, al elemento químico 112 le pusieron Copernicium, en honor al astrónomo polaco Nicolás Copérnico (1473-1543) y su símbolo fue Cp.
Los cuatro nuevo elementos fueron creados por el hombre -no se encuentran en la naturaleza- son altamente radioactivos y tienen una vida de segundos e incluso milisegundos.
Esta última característica dificulta su estudio y en consecuencia todavía no se sabe cuáles pueden ser sus usos prácticos.
Elemento asiático
El elemento 113 puede tener una vida tan reducida como de un milisegundo, y su inestabilidad es tal que hasta ahora es inútil para usos industriales. Solo se utiliza para la investigación científica.
La primera vez que se habló del descubrimiento de este elemento fue en 2003 por un equipo ruso-estadounidense.
Pero no fue hasta 2012 que el equipo del científico japonés Kosuke Morita, de la Universidad de Kyushu, confirmó su existencia
Se trata del primer elemento sintético producido en Japón y es el resultado de la desintegración del elemento 115.
El isótopo más estable del Uut, el 286-Ut, tiene una vida útil de unos 20 segundos.
Microvida
El elemento 115, el unumpentium, existe menos de un segundo antes de descomponerse en átomos más ligeros.
Es altamente radiactivo y la primera vez que se habló del Uup fue en 2004 por científicos rusos.
Pero fue en 2013 que expertos de una universidad sueca confirmaron su existencia con nuevas evidencias.
Los científicos de Suecia lograron producir un nuevo isótopo de este elemento, que se transformó en otras partículas a través de un proceso radiactivo llamado descomposición alfa.
Esto permitió tener una mayor comprensión de la estructura y las propiedades de los núcleos atómicos superpesados.
Uno de los superpesados
El ununseptium (Uus, 117) es el segundo elemento sintético más pesado después del 118.
También es muy poco lo que se sabe sobre este elemento, pues no fue hasta 2010 que un equipo de expertos rusos y estadounidenses anunció su descubrimiento.
El Uus tiene una vida de escasos milisegundos, y lo que le permite sobrevivir este tiempo son las llamadas islas de estabilidad temporal entre protones y neutrones.
El más pesado
El ununoctium (Uuo, 118) tiene la mayor masa atómica de todos los elementos sintetizados hasta ahora.
En 2002 científicos del Instituto Conjunto de Investigación Nuclear de Dubna, en Rusia, confirmaron la existencia del Uuo.
Su átomo es altamente inestable, lo que dificulta su estudio experimental.
Sin embargo, con lo que se sabe hasta ahora, expertos estiman que bajo condiciones normales de presión y temperatura el 118 sea un sólido.
Como el resto de sus compañeros, hasta ahora el Uuo solo sirve para el estudio científico.

BBC

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto