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Los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, amenazados por la rebelión de los sanitarios japoneses

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Saltan chispas en Japón por la celebración de unos Juegos Olímpicos que ya son los más complicados de la historia. Tras la cancelación del pasado año por los efectos de la pandemia, no está nada claro que este verano se vaya a celebrar la cita olímpica, ya que la cuarta hola en el país nipón está poniendo las cosas muy complicadas y ahora mismo el evento está en serio riesgo.

El último contratiempo con el que se han encontrado el comité organizador y las autoridades gubernamentales es la amenaza de rebelión de los sanitarios japoneses que no están de acuerdo con las condiciones que les han ofrecido para trabajar en la cita olímpica. De esta forma, ya han comenzado a manifestar su enfado a través de las redes sociales, dejando muy claro que la situación en el país es dramática y que ya están desbordados.

Se ha conocido que los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio tienen previsto contar con un equipo de 10.000 sanitarios para que trabajen en el perfecto funcionamiento de la cita olímpica. Sin embargo, requieren sus servicios en un momento donde la emergencia sanitaria nacional es récord.

Japón está registrando cifras altísimas de contagios y de pacientes graves por coronavirus y todos los esfuerzos que están realizando los equipos médicos son pocos. Sin embargo, el Comité Olímpico Japonés necesita contar con un personal sanitario suficiente para garantizar la viabilidad de los Juegos. Se necesitan trabajadores suficientes para llevar a cabo los test diarios de las más de 10.000 personas que se esperan en la Villa Olímpica y además, personal para poder atender a los deportistas en caso de que haya contagios.

Críticas a las autoridades

No obstante, no solo es la situación sanitaria tan grave que arrastra Japón desde hace varias semanas lo que ha hecho rebelarse al personal sanitario, sino que también ha sido la última petición que llegó a finales de la semana pasada por parte de los organizadores a Asociación de Enfermería de Japón a quienes les solicitaban 500 profesionales para trabajar de forma voluntaria en los Juegos Olímpicos. Los sanitarios, indignados al sentirse insultados, han estalla y han dicho basta, creando una masiva movilización virtual que ha tenido cientos de miles de interacciones en las redes sociales. Mensajes como «los enfermeros no somos piezas desechables» o «los enfermeros estamos desesperados por proteger a nuestros pacientes» han sido algunos de los que más se han viralizado en las últimas horas.

El mensaje «enfermeros en contra de ser enviados a los Juegos» ha sido el eslogan que más vueltas ha dado en las redes sociales desde que se ha conocido esta última petición del comité organizador de los Juegos Olímpicos, los cuales se encuentran ahora mismo contra las cuerdas, pendientes de encontrar una solución de forma urgente ya que sin apoyo sanitario no se cumplirían las medidas necesarias pactadas.

Además, esta rebelión ha sido secundada por la Federación Japonesa de Sindicatos Médicos quien ha señalado la inoperancia y la incompetencia de las autoridades del país. Consideran necesaria una revisión inmediata de sus condiciones y de la petición formulada por parte de los organizadores. De momento, se sienten con el poder de controlar la situación debido a las urgencias sanitarias del país y a las necesidades obvias que existirían en una celebración masiva como los Juegos con miles de personas implicadas.

Una situación límite

«Siento una fuerte rabia contra la insistencia por organizar los Juegos pese al riesgo que representan para las vidas y la salud de los pacientes y de los profesionales sanitarios», ha declarado el Secretario General de la Organización SindicalSusumu Morita. Hay que tener en cuenta que no solo influyen en esta crisis la celebración de los Juegos o la situación del país, sino también la del propio colectivo de trabajadores sanitarios que está registrando bajas de forma masiva por contagios y por la imposibilidad de soportar las enormes cargas de trabajo, guardias y de presión social que están portando desde hace ya muchos meses. Por eso, aún sin la celebración del evento deportivo, muchas zonas del país se encuentran con déficit de personal sanitario.

De momento, los organizadores de los Juegos ya están meditando seriamente la posibilidad de modificar su propuesta y ofrecer trabajos remunerados y no voluntarios para los sanitarios, aunque este cambio puede haber llegado demasiado tarde. No solo hay escasez de profesionales, sino también de instalaciones, ya que se pretenden habilitar para deportistas y personal de la organización decenas de hospitales para ser utilizados en caso de problemas y necesidades médicas en la cita olímpica.

«Intentaremos tomar medidas de forma que no afecten al sistema médico local y para que al mismo tiempo el personal sanitario ayude a desarrollar unos Juegos de forma segura y colaboren con horarios flexibles y condiciones cómodas. Pagaremos ayudas financieras a los centros médicos que aporten personal para los Juegos». Esa es hasta el momento la versión oficial ofrecida por el portavoz del Ejecutivo, Katsunobu Kato, cuando quedan tan solo dos meses y 20 días para que arranquen los Juegos.

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Joshua impone jerarquía y detiene a Jake Paul en una pelea que dividió al boxeo

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Anthony Joshua dejó en claro la diferencia entre un excampeón mundial y una celebridad convertida en boxeador. El británico venció por nocaut técnico a Jake Paul en el sexto asalto de un combate de peso completo celebrado la noche del viernes en Miami, una pelea que desde su anuncio generó polémica por el contraste de experiencia, tamaño y trayectoria entre ambos contendientes.
El enfrentamiento, pactado a ocho rounds profesionales, despertó críticas por los riesgos que implicaba para Paul, quien llegó con marca de 12 triunfos y una derrota frente a Joshua, dos veces campeón del mundo y con récord de 28 victorias y cuatro caídas. Sin embargo, contra la mayoría de los pronósticos, el estadounidense resistió más de lo esperado y logró extender la contienda hasta bien entrada la segunda mitad.
Desde el inicio, Paul optó por el movimiento constante y el amarre, una estrategia evidente para consumir tiempo y evitar los golpes de poder del británico. Joshua, por momentos impreciso y visiblemente frustrado, tardó en encontrar su distancia, aunque poco a poco fue imponiendo su físico y su alcance.
En el quinto episodio llegaron los primeros momentos realmente críticos para Paul. Joshua conectó combinaciones más limpias, provocó dos caídas y estuvo cerca de finalizar el combate, aunque su rival logró sobrevivir con esfuerzo y algo de teatralidad, incluso recurriendo a gestos provocadores hacia el británico.
El desenlace llegó en el sexto round. Joshua salió decidido, conectó una derecha contundente que envió a Paul a la lona y, tras reincorporarse en evidente mal estado, el estadounidense recibió un uppercut y una nueva derecha al mentón que obligaron al réferi a detener la pelea. Paul terminó con el labio inferior partido, pero consciente y sonriente, reconociendo el cierre inevitable.
Más allá del resultado, el combate dejó sensaciones encontradas. Para Joshua, la victoria confirmó su superioridad sin que el análisis técnico vaya mucho más allá. Para Paul, haber llegado al sexto asalto frente a un peso completo de élite fue visto por algunos como una muestra de valentía y por otros como una peligrosa puesta en escena.
El debate sobre este tipo de cruces seguirá abierto, pero en el ring no hubo discusión. La experiencia y el poder de Anthony Joshua marcaron el final.

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