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Opinión

Los miserables. Por Raúl Saucedo

 Un retrato de los Marginados Sociales y los Desafíos de la Migración en Francia

La novela clásica «Los Miserables» del escritor francés Víctor Hugo es un relato magistral que ofrece una profunda reflexión sobre los grupos sociales marginados en la Francia del siglo XIX. A través de personajes como Jean Valjean y Fantine, la obra expone las injusticias y dificultades enfrentadas por los más vulnerables de la sociedad francesa de ese siglo.

La historia de Jean Valjean, un exconvicto que busca redimirse social y espiritualmente ilustra la dura realidad de aquellos que son estigmatizados y excluidos por su pasado. La discriminación y la falta de oportunidades que enfrenta reflejan los desafíos a los que se enfrentan los marginados sociales en la búsqueda de una segunda oportunidad.

Esta situación no ha cambiado en la Francia actual, prueba de ello son las recientes protestas y disturbios en Paris (“la capital del amor”) por grupos de migrantes africanos y jóvenes que como Jean y Fantine son relegados, buscan y quieren una segunda oportunidad en la Francia de Macron.
La figura de Fantine, una joven madre soltera, pone de relieve los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en situación de vulnerabilidad.

La falta de apoyo y la explotación laboral son temas que resuenan en la lucha de muchas mujeres marginadas actuales en Francia. Tal pareciera que el obispo Myriel, personaje de la obra de Víctor Hugo quien acoge a un migrante africano, mostrando un gesto de compasión y solidaridad, debería de ser un actor político la República Francesa.

«Los Miserables» debería de ser en estos “100 días para sanar” un libro de cabecera a quien encabeza los trabajos políticos del país galo y así hacer un llamado a la empatía ya la comprensión de las luchas y desafíos que enfrentan los marginados sociales y los migrantes.

A través de su narrativa poderosa, Victor Hugo y su novela nos insta a reflexionar sobre la importancia de la justicia social, la igualdad de oportunidades y la necesidad de brindar apoyo a quienes se encuentran en situaciones de desventaja. En un contexto contemporáneo, la obra de Victor Hugo sigue siendo relevante al recordarnos la urgencia de abordar los problemas sociales y trabajar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa.

Quizá estimado lector usted desconozca la situación actual en Francia y de las noches del “verano ardiente” parisino y esto quizá porque los CEO`s de las plataformas de redes sociales hicieron caso a Macron y han censurado el algoritmo o simplemente usted tiene retumbando en su cabeza una canción del gran Elton John.

Opinión

La desgracia de García Luna. Por Caleb Ordoñez T.

Ese inquieto joven que soñaba con jugar fútbol para el Club América jamás imaginó lo que le deparaba el destino y las consecuencias de sus múltiples errores.

Genaro pasaba sus días practicando en las polvorientas calles de su barrio, convencido de que algún día llegaría a la cima. Pero la vida, con sus giros inesperados, lo llevó por un camino distinto. Aquel muchacho, que alguna vez soñó con gritar goles, terminó portando un uniforme de policía. Así nació el despiadado y temido Genaro García Luna, un hombre que alcanzaría el poder como jefe de la Agencia Federal de Investigaciones y, más tarde, como secretario de Seguridad Pública de México.

Su historia, sin embargo, no culminaría como héroe. En un giro trágico, fue sentenciado en Nueva York a 38 años de cárcel por narcotráfico y delincuencia organizada. Durante años, mientras lideraba la lucha contra el crimen organizado, se descubrió que, en realidad, colaboraba con el Cártel de Sinaloa. Desde la cumbre del poder, García Luna aceptaba sobornos millonarios y brindaba protección a los narcotraficantes, un hecho que se corroboró con pruebas irrefutables presentadas en su juicio.

El impacto de esta sentencia va más allá del propio García Luna; es un golpe demoledor para el legado de Felipe Calderón, el expresidente de México, bajo cuyo mandato se implementó la polémica guerra contra el narcotráfico. Calderón siempre defendió la lucha “valiente” de García Luna que llevó a cabo durante su gobierno, insistiendo en que nunca tuvo evidencia de las actividades ilícitas de su mano derecha. Aunque dijo respetar el fallo judicial, sigue rechazando cualquier insinuación de complicidad o conocimiento previo sobre los vínculos de García Luna con el crimen.

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