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Salud y Bienestar

Los pesimistas viven más tiempo y mejor

Ser una persona pesimista con respecto a su perspectiva de felicidad futura, podría permitirte tener una mejor salud y vivir durante más tiempo, en comparación con quienes son optimistas, según un estudio de la Universidad de Friedrich-Alexander de Nuremberg, Alemania.Reseñó Salud 180

Cuanta más edad se tiene, más pesimismo, por ello afirman los autores del estudio que las personas de la tercera edad fueron quienes registraron tener una buena salud, luego del amplio estudio multidisciplinario que incluyó alrededor de 30 mil participantes.

“Es probable que el hecho de ser más pesimista sobre su futuro incite a las personas mayores a cuidar más su salud, y mostrarse más prudentes”, sugiere Frieder Lang, director del instituto de psicología gerontológica de la Universidad.

Asimismo, los investigadores observaron que las más jóvenes son las que se muestran más optimistas sobre su situación cinco años más tarde, en tanto que los mayores, en cambio, son los más realistas.

Además, según Lang, cuando son mayores los ingresos y mejor la salud, también se es menos optimista, porque el potencial de mejora y la posibilidad de tener buena salud es más reducida.

El pesimismo es característico de laspersonas melancólicas, pero cuando es excesivo, puede estar relacionado con algún trastorno de la personalidad, como el obsesivo-compulsivo y depresivo de la personalidad; sin embargo, también existen algunos aspectos positivos, de acuerdo con Centro de Psicología en Valencia, España:

1. Son prudentes; rara vez acometen proyectos remotamente peligrosos o que no sepan que son capaces de llevar a cabo con éxito.
2. No asumen riesgos innecesarios.
3. No sobrevaloran sus capacidades ni posibilidades.
4. Son previsores debido al temor que les inspira el futuro.
5. No viven por encima de sus posibilidades y suelen ser ahorradores.

Este tipo de personas no suelen aceptar que los demás les tachen de pesimistas, sino que se consideran a sí mismos como “realistas”, capaces de ver el lado malo de las cosas que, según ellos, algunos se niegan a ver. Quizá sea esta una de las características por las que suelen tener mejor salud y vivir durante más tiempo.

Fuente: La Patilla

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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