Diputados del Partido Acción Nacional (PAN) presentaron en la Cámara una iniciativa para “prevenir que los niños y jóvenes incurran en prácticas como tatuarse”, porque a su parecer esa práctica distorsiona la conducta y puede tener diferentes repercusiones.
La intención de los legisladores es cambiar la ley para que se apliquen sanciones económicas tanto a las empresas que “introduzcan, adhieran o adjunten tatuajes a los productos de consumo humano” (como papitas o empaques de galletas), como a aquellos que se encarguen de distribuirlos o venderlos.
Según la iniciativa con proyecto de decreto, “la gran influencia que genera la publicidad en la actividad comercial” ha llevado a las empresas a incorporar en productos de consumo masivo, como alimentos y bebidas, “una serie de promocionales, tales como calcomanías adheribles, que sirven para que las niñas y niños se las adhieran a sus cuerpos simulando tatuajes”.
La iniciativa fue presentada por el diputado panista Elías Octavio Iñiguez Mejía, con el respaldo de la también legisladora panista, Claudia Sánchez Juárez.
En su argumentación, los legisladores señalan que “el afán mercantil” desmedido envuelve a los “incautos consumidores”, colocando a la niñez y a la juventud como “presa fácil”, incitándolos a colocarse, aunque parezca en forma provisional, “signos o imágenes en las diferentes partes del cuerpo, distorsionando su conducta respecto al cuidado, respeto y aprecio por su aspecto físico”.
Su idea es que las calcomanías adheribles en alimentos o bebidas, que simulan ser tatuajes, pueden incitar a los niños a colocarse después tatuajes permanentes, lo que repercutiría en su conducta, y tendría consecuencias “sociales, familiares, educativas, culturales y psicológicas”.
A futuro, según su argumentación, ponerse un tatuaje tiene efectos jurídicos y de tipo laboral.
“El uso de los tatuajes temporales o provisionales se ha intensificado por la incursión de estilos y modas que llegan de otras latitudes, principalmente ahora, con el avance de las comunicaciones y de medios como Internet y televisión, que influyen en las conductas de las nuevas generaciones, sin medir sus consecuencias”, se lee en la iniciativa.
“Lo cierto es que en los últimos años el entorno familiar, educativo, social y cultural en que se desarrollan los niños y adolescentes ha cambiado, por lo que debemos pugnar porque los valores de la persona humana, su libertad, el respeto y su dignidad prevalezcan”, agregaron los redactores de la iniciativa.
“Estas prácticas a temprana edad constituirán un referente que motivará el uso de tatuajes definitivos, que marcarán, permanentemente, sus cuerpos en forma general y reiterada. Es preocupante el deterioro que registran los valores de la sociedad contemporánea, que fundamentalmente repercuten en la infancia y en la juventud del país”.
Otro de los puntos que resaltan los promotores de la iniciativa, es que “el fomento e incitación de estas prácticas a temprana edad constituye un factor de riesgo, toda vez que los menores no poseen la madurez suficiente para asumir con plena conciencia y responsabilidad las consecuencias de sus actos, en detrimento de su salud y limitar las posibilidades futuras en otros ámbitos como el laboral”.
Además, señalan que colocarse tatuajes en lugares sin las medidas sanitarias adecuadas representa un “grave riesgo” de contraer infecciones, “que pueden derivar en complicaciones severas en su salud”, como granulomas, queloides, tétanos, la hepatitis B, C, e incluso el VIH.
Aunque “hay establecimientos que cumplen bien con las medidas sanitarias requeridas, también hay que reconocer que aún hay muchos sitios donde no se toman las previsiones sanitarias mínimas, lo que trae consigo riesgos cuyas implicaciones requieren del fortalecimiento de nuestro marco jurídico en aras de prevenir daños a la salud de la población, principalmente infantil y juvenil”, dijo la diputada Claudia Sánchez Juárez.